Encantadora Limerick

La generosa ciudad irlandesa fue escenario del bestseller, luego llevado al cine, «Las cenizas de Angela».

Entre sus principales atractivos figura el espléndido castillo normando del rey Juan, en el corazón de una ciudad. Foto: dpa [ Ver fotogalería ]

Sin duda, el hijo más famoso de Limerick es el escritor Frank McCourt, que se alzó con el Premio Pulitzer en 1996 por las memorias de su infancia en los años 30 en la tercera ciudad más poblada de Irlanda.

Entonces, a los ciudadanos de Limerick no les gustó que el aclamado bestseller «Las cenizas de Ángela» los retratara como depravados e indiferentes, pintara una iglesia católica represiva y una vida que para muchos era brutal y breve.

Pero la ciudad tiene un espíritu generoso y McCourt fue perdonado. En 1997, el escritor, que falleció en 2009 en Nueva York, recibió el doctorado honorífico de la Universidad de Limerick. Y actualmente, el tour de «Las cenizas de Ángela» es muy popular entre los turistas que buscan sumergirse en época de la gran depresión y revivir los espacios y sonidos de una historia que Hollywood llevó al cine protagonizada por Robert Carlyle y Emily Watson.

«Cuando miro atrás hacia mi infancia, me pregunto cómo pude sobrevivir a todo aquello«, escribió McCourt al comienzo de un libro que, en sus momentos más suaves, podría recordar también las alegrías que el escritor vivió en su niñez.

Encantadora Limerick

Limerick es una encantadora ciudad situada en el oeste de la República de Irlanda, surcada por el río Shannon y rodeada de onduladas colinas. Entre sus principales atractivos figura el espléndido castillo normando del rey Juan, que ocupa el corazón de una ciudad que en el siglo XIII fue separada en barrios ingleses e irlandeses.

McCourt, que llegó a Limerick cuando tenía cuatro años, partió de allí antes de cumplir los 20, uniéndose a quienes huían de la pobreza. Recuerdos de aquel éxodo pueden verse hoy desde los cuatro puentes que cruzan el Shannon. Sus orillas, ahora tranquilos paseos, estuvieron una vez plagadas de marineros que voceaban pasajes hacia el Nuevo Mundo.

Actualmente la ciudad cuenta un aeropuerto internacional situado a tan sólo 20 minutos del centro. Y Dublín, la capital, se encuentra a cuatro horas de viaje por autopista. Con sus 90.000 habitantes, Limerick se ha convertido en un imán para quienes dejan su país en busca de una vida mejor. Por ejemplo la comunidad polaca suma ya 10.000 ciudadanos y tiene sus propios comercios y bancos.

Limerick posee también el hotel más alto de Irlanda, un monumento quizá símbolo de tiempos pasados. El Clarion abrió sus puertas en 2002, cuando la economía irlandesa iba viento en popa. Una década antes, en 1991, el gigante estadounidense de la informática Dell Corp. había abierto allí su principal fábrica fuera de Estados Unidos, y el optimismo impregnaba el ambiente.

Pero igual que ocurrió antes con Frank McCourt, el presidente de Dell Michael Dell también se ha convertido en oveja negra para la ciudad. Después de 17 años, la compañía decidió el año pasado mudar sus líneas de producción en Limerick a la ciudad polaca de Lodz. Con la operación se perdieron unos 1.900 puestos de trabajo y la tasa de desempleo se elevó a entre las más altas de Irlanda.

Con todo y pese a la crisis, si uno pasea por O’Connell Street, flanqueada por edificios georgianos que apenas han cambiado desde los tiempos de McCourt, sus animados comercios dan fe de que la ciudad sigue teniendo fuerza. (dpa)

 

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