RECORRIDO PRISTINO. Cada año crece la cantidad de turistas y amantes del trekking que arriba a la región alta de Mustang. El acceso, válido para
PERFIL – Sábado 18 de mayo de 2013 TURISMO – 5
FOTOS: THE NEW YORK TIMES / TRAVEL

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En una ladera, los habitantes
de Mustang han erigido el
monasterio de Lo Gekar,
uno de los más antiguos del
mundo tibetano. Un lama
muestra los alrededores.
Abundan pinturas de
criaturas temibles, con
colmillos y piel azul. Los
tibetanos las llaman deidades
protectoras.
Nuestro guía, Karma, me
condujo a las sombras y
señaló otra pared. Miré
una estatua de Buda, que
había sido tallada en la roca.
“Ellos dicen que la estatua es
natural y fue descubierta en
ese estado”, dijo Karma. “La
gente de Mustang está repleta
de historias. Creen todo. Hay
espíritus por doquier”.
Mustang era un caldero de
mitos. Lo descubrí en un
viaje de 16 días a través de la
región del Himalaya de Nepal.
Mientras deambulaba por los
valles y las aldeas de paredes
blancas, escuché relatos que
portaban la imagen viva de
una tierra áspera, un lugar de
profundos barrancos, viento
punzante y antiguas cuevas
que sirvieron de hogar.
En el arco norte del circuito
estaba el pueblo de Kagbeni,
con su monasterio de muros
rojos. Hacia el norte había
un desfiladero tallado por el
amplio río Kali Gandaki. Más
allá se encontraba la cima
de Mustang, o el reino de Lo,
prohibido a los que no tienen
un permiso del gobierno
nepalí. Para los turistas,
Mustang proporciona el
sabor auténtico de la cultura
tibetana. Se encuentra en
Transhimalaya, un vasto
desierto, a gran altitud,
hacia el norte de la principal
cordillera del Himalaya.
para diez días, cuesta US$ 500. Foto: Cedoc Perfil

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