ITINERARIO EUROPEO

El tren de los reyes, el rey de los trenes

El lujoso Venice Simplon Orient Express recorre Europa de punta a punta rememorando aquellos viajes que inspiraron a Agatha Christie. Fotogalería.

“Los trenes son maravillosos… viajar en tren significa ver la naturaleza, gente, pueblos y ríos… en definitiva, ver la vida”, dijo Agatha Christie, que se inspiró en este tren para su novela "Asesinato en el Orient Express". Foto: orientexpress.com [ Ver fotogalería ]

Ficha

Región:

Cuánto tiempo ir: días

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Por Darío Silva D'Andrea

En algún momento de nuestra vida, un libro o una película nos ha subido a este lujoso tren. Asesinato en el Orient Express, de Agatha Chistie; El tren de Estambul y Los viajes de mi tía, de Graham Greene, o Desde Rusia con amor, de Ian Fleming, son algunas de las novelas que tienen como escenario el Orient Express, historias antes las que el mundo cayó rendido por mostrar, en blanco y negro, o en color, el lujoso interior de este transporte de ensueño.

Fue el 4 de octubre de 1883 cuando el tren con dos coches-cama, un vagón restaurante excelentemente equipado -con salón de fumadores incluido-, tirado por una máquina exprés de la compañía Chemin de Fer de L’Est, partía de la Gare de Strasbourg (París) rumbo a Rumania. En él viajaban cuarenta pasajeros invitados por el belga que hizo realidad el sueño de atravesar Europa en tren y decidió llamarlo Orient Express.

La historia del Orient Express es también la de su larga decadencia, un hecho que alimenta la nostalgia y también el mito. Escenario de numerosas intrigas literarias y crímenes de ficción, en su período de máximo desarrollo, la Compañía Internacional de los Vagones-Cama y de los Grandes Expresos Europeos, gestora de los famosos trenes, llegó a disponer de 4.000 vagones de lujo, de los que apenas 60 sobreviven hoy en día.

El Orient Express tuvo su apogeo entre los años 20 y 30, porque era el medio que usaban reyes y príncipes, artistas, gobernantes, espías y “bon vivants” para ir y venir hacia exóticos destinos del Este europeo como Estambul. En sus vagones viajaron en distintas épocas el zar Nicolás II, el rey de Bulgaria, Charles De Gaulle, Nikita Kruschev, el príncipe Rainiero y Grace Kelly, Ernest Hemingway, Marlene Dietrich, Graham Greene, Mata Hari, Sofía Loren, Marcello Mastroianni, Alfred Hitchcock o Liza Minelli.

Dicen que Mata Hari, la espía y doble agente más famosa de la época, bailó en este tren para descubrir los secretos de los diplomáticos franceses. Graham Green, Alfred Hitchcock o Ian Flemming imaginaron tramas, protagonizadas por agentes de la KGB, espías británicos, refugiados políticos, asesinos a sueldo y príncipes, que durmieron en sus camarotes. Lawrence de Arabia o el rey “playboy” Carol II de Rumania hicieron la mítica ruta París-Estambul, entonces llamada Constantinopla.

La novelista Agatha Christie, pasajera frecuente del servicio en la década del 30, quedó una vez varada en las vías por dos días en medio de una tormenta de nieve y allí imagino el asesinato de su famosa novela Asesinato en el Orient Express, que en los 70 fue llevada al cine y filmada en este mismo tren. Entonces, el Orient Express era el último salón de Europa, “donde podía comenzarse una fiesta en Londres, continuarla en París o en Bucarest para acabarla en Estambul. Y cerrar la cortinilla cuando uno se cansaba de ver mundo…”, como escribe el dramaturgo español Mauricio Wiesenthal.

A principios de los años 80, el empresario británico James Sherwood estaba convencido de que había un público dispuesto a pagar casi cualquier precio por recuperar durante unos días el esplendor, confort y lujo de los antiguos viajes en tren. Compró en una subasta viejos vagones Pullman de primera clase, los restauró y fundó una compañía de viajes para la que eligió un nombre ambicioso: Orient Express.

Aprovechó la antigua ruta París-Estambul y extendió el servicio hacia destinos europeos románticos, además de abrir un enlace hacia Londres, el British Pullman. El éxito acompaña a Orient Express, que en la actualidad ofrece también cruceros en el Reino Unido –Northern Belle y Royal Scotsman– y Tailandia –Eastern & Oriental Express.

La misma ruta del viejo Orient Express hoy es recorrida por el Venice Simplon-Orient Express (VSOE), que una vez al año cruza siete países (Francia, Alemania, Austria, Hungría, Rumania, Bulgaria y Turquía) en un viaje de seis días de duración. En el trayecto, el pasajero puede disfrutar de los paisajes más hermoso del oriente europeo y pasar una noche en Budapest y Bucarest. También cubre una ruta que va desde Venecia hasta Londres, pasando por Viena y Praga, entre otras.

Para subirse a este tren hay que pagar entre 1.900 y 15.000 euros, dependiendo del trayecto y del estilo de viaje. Sus vagones -que datan de 1929, cuatro de ellos clasificados como patrimonio histórico- se asemejan a las dependencias de los transatlánticos de los cruceros de lujo. Grabados de polvo de plata, paredes de marquetería, sofás de cuero, cortinas de terciopelo y lámparas de vidrio soplado son sólo algunos de los detalles que ornamentan cada rincón del convoy. Las “suites” están completamente equipadas, como si fueran habitaciones de hotel de lujo, pero se les agregó ducha, algo de lo que el tren original no disponía.

El tren está pensado para llevar un máximo de 17 vagones: 9 coches-cama con compartimentos dobles (asientos convertibles en litera), 2 con 7 compartimentos individuales (asientos convertibles en camas individuales) y otros 4 dobles, un coche-bar abierto todo el día y ambientado por un pianista, otros dos destinados al equipaje, y una boutique. Asimismo, cuenta con tres vagones-restaurante (‘Côte d’ Azur’, ‘Etoile du Sud’ y la ‘Voiture Chinoise’ son sus nombres) cada uno con su propia temática y decoración.

Allí, los hombres lucen esmoquin o, en su defecto, traje y corbata, y las mujeres llevan sus mejores galas, como sucedía cuando se sentaba en ese mismo vagón-restaurante la teledramática reina María de Rumania o cuando al rey Boris III de Bulgaria, entusiasta de los ferrocarriles, se le antojaba hacerse cargo del control de la máquina… Era la época dorada de un ferrocarril destinado a convertirse en “el tren de los reyes, el rey de los trenes”.

GALERÍA DE IMÁGENES

TRAYECTOS. El Venice Simplon Orient-Express está en funcionamiento por toda Europa con las siguientes rutas: Londres-París-Zurich-St Anton am Alberg-Innsbruck- Verona-Venecia (entre 2.370 y 3.750 euros); Venecia-Roma; Venecia-Praga-París-Londres; Venecia-Viena-Budapest-Munich-París-Londres; París-Budapest-Bucarest- Estambul (14.260 euros); Estambul-Budapest-Bucarest-Venecia (entre 7.500 y 14.260 eurs); Venecia-Cracovia-Viena-Londres (entre 2.950 y 4.400 euros) y Venecia-Cracovia-Viena-París (entre 1.980 y 3.360 euros). Las reservas pueden hacerse para un viaje completo o para tramos del trayecto en www.orient-express.com.

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9 Comentarios en “El tren de los reyes, el rey de los trenes

  1. ANA | 29/01/2018 | 15:53

    necesito saber a que agencia de turismo de CABA-Argentina, tengo que concurrir para lograr una atencion especializaDA PARA VIAJAR EN EL TREN EL EXPRESO DE ORIENTE (DE LAS PELICULAS.-

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