Talco, espuma y albahaca

Favorita de argentinos y extranjeros, en Semana Santa el Humauaca cierra el ciclo del culto que se inició en Carnaval.

Los Diablos Mayores conservan ese rol durante tres años, pero ese priviliegio tiene sus requisitos: en público, cambian la voz y no se quitan la máscara. [ Ver fotogalería ]

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Si se eleva la mirada, las montañas de diferentes colores impactan con belleza en 360º. Al bajar la vista, la sensación de festividad se apodera del cuerpo y la Quebrada de Humahuaca oficia de testigo en las noches interminables a puro folclore. Sólo se precisa curiosidad para conocer muchas historias generadas en más de 10 mil años de antigüedad, y si se quiere llevar recuerdos, el camino que hay que tomar es rumbo a las artesanías culturales que ofrecen los nativos, ubicados en los puestos alrededor de la Plaza Principal. Tilcara es el destino indicado de la provincia de Jujuy para llenar el alma de alegría y el corazón de paisajes y cultura norteña.

Se llega por la RN 9 desde la capital, San Salvador de Jujuy, hacia el norte. A una altura de 2.465 metros sobre el nivel del mar, Tilcara se levanta más allá del Río Grande, lo que ofrece además un avistaje singular donde el Cerro Negro se muestra salpicado por las viviendas tilcareñas.

Hay dos fines de semana largos en los que la ciudad colapsa. El primero es en febrero, con los festejos del Carnaval. Si bien para el turista son cuatro días, para los tilcareños toma un significado muy especial y es más prolongado. Ellos protagonizan el rito de desterrar los demonios de cada comparsa (son más de 12) con un júbilo mayor al que sienten en Navidad o Año Nuevo.

“La reserva de hosterías está completa desde noviembre. También las casas de familia y los campings habilitados, todo está lleno”, contesta Sandra Canteros, de la Dirección de Turismo que pertenece a la Municipalidad Indígena de Tilcara. La ciudad cuenta con 1.600 plazas de hospedaje, entre hostels, hoteles y casas de familia.

Con algo de ironía. En el destierro del diablo de la comparsa Pocos pero locos unas cinco mil personas bailan al ritmo de los bombos, trompetas, y platillos. Y todos, absolutamente todos, llevan cuatro elementos fundamentales que se convierten en vedettes de los días de fiesta: los sombreros artesanales, la espuma, una hoja de albahaca a un lado de las orejas (los solteros a la derecha, los comprometidos a la izquierda) y el talco.

Todos se tiran talco unos a otros sobre el rostro, como símbolo de igualdad. “Que sea el demonio no significa que uno haga macanas o sea infiel, sino que es la representación de la ironía”, dice uno de los Diablos Mayores de la comparsa, quienes confiesan que no pueden sacarse las máscaras y deben cambiar su voz al hablar durante los festejos.

“Si sos Diablo Mayor debes serlo por tres años seguidos”, agrega mientras se prepara para descender por la colina. Abajo, una multitud con heladeritas llenas de fernet y vino esperan por el destierro. La polvareda, los rostros blancos, la espuma cayendo del cielo y las montañas son protagonistas de la celebración. Nadie se queja del enchastre. Ni grandes ni chicos. Todos se rinden a Tilcara.

“Nos cansamos del Carnaval de Río de Janeiro. El año pasado fuimos a las Llamadas en Uruguay y este año no podíamos faltar al Carnaval que se hace aquí. Es bellísimo”, dice Giselle, abogada de 38 años, quien vino desde San Pablo con tres amigas. La fiesta del día sigue de noche con las peñas. Entre las más de veinte, se destacan “La peña de Los Tekis” en el Mercado Municipal, y la de Miguel Llave, ubicada frente a la Terminal. Ofrecen shows de folclore y gastronomía con platos tradicionales: llamas, chivitos y quesos de cabra.

El segundo fin de semana en que Tilcara se ve desbordada es durante Semana Santa. “Ya desde diciembre que tenemos la ocupación repleta. En los cuatro días ingresan 30 mil autos”, anticipa uno de los oficiales del puesto vial ubicado en el puente del Río Grande. En esos días, Tilcara vive otra realidad. Se abandona la celebración por una sensación que mezcla esperanza y tristeza.

“Se entierran los demonios que luego se desentierran en Carnaval y se le pide a la Pachamama por buenas cosechas, lluvias, que los animales crezcan bien y que protejan a la familia”, cuenta un artesano de la cerámica. Uno de los acontecimientos importantes es la peregrinación de la Virgen del Abra de Punta Corral. Es a pie descendiendo desde el cerro y dura cuatro horas. Finaliza con el Vía Crucis alrededor de la plaza y así se cierra el ciclo.

 

Nota publicada en la edición impresa del Diario PERFIL el 23 de marzo de 2012

 

6 Comentarios en “Talco, espuma y albahaca

  1. Carlos | 04/04/2012 | 16:34

    TODO SEA POR EL TURISMO. SEMANA SANTA ES UN PERIODO DE VIGILIA Y CONVERSION DE LOS CRISTIANOS. EL CARNAVAL SE ENTIERRA EL MIÉRCOLES DE CENIZAS 40 DÍAS ANTES.

    • paola | 04/04/2012 | 21:06

      Carlos, la celebración es pagana. No todo pasa por el cristianismo en la viña del señor. Saludos y muy felices pascuas.

  2. anama duran | 04/04/2012 | 17:20

    Tienes razón Carlos, en la nota cometen un error, los diablos ya han sido enterrados. Soy jujeña y conozco estas celebraciones, son un sincretismo, la fusión del paganismo con la religiosidad, es la forma que encontraron los indígenas para convertirse al cristianismo sin perder sus tradiciones. La iglesia católica lo acepta y fomenta porque de esta manera se asegura la adhesión y la fidelidad sincera de los creyentes.

  3. Alfredo | 04/04/2012 | 19:25

    Peregrinacion a la virgen, mínimo 12 hs de caminata entre subida y bajada del cerro con pendientes de 30º por un camino o 45º por otro. Un río de gente

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