Paseo por la salvaje Tasmania

La isla María es una pequeña isla frente a la costa y una reserva natural para el famoso demonio de Tasmania.

Desde la montaña se puede ver la la isla María. Foto: dpa [ Ver fotogalería ]

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Por Christian Röwekamp (dpa)

La isla María es una pequeña isla frente a la costa este de Tasmania, un lugar remoto de Australia y parque nacional. La excursión hacia la cima del Bishop & Clerk es una de las actividades más populares en la isla. Desde Darlington, la única localidad en la isla María, la excursión, ida y vuelta, dura entre cuatro y cinco horas.

El camino pasa primero por un paisaje de hierba con colinas y un bosque luminoso de eucaliptos y luego atraviesa un amplio campo de grava a una altura de 150 metros. Al final, hay que subir algunas piedras grandes y entonces la vista llega muy lejos, sobre el océano y hasta María, la isla principal de Tasmania, situada a una distancia de 30 minutos en transbordador.

La mayoría de los caminantes se desplazan sin la ayuda de un guía de viaje. Quien no tiene el equipo adecuado puede alquilar una tienda de campaña, un saco de dormir y una vajilla en Tasmania, por ejemplo en Freycinet. Allí, a diferencia de otras muchas excursiones a pie, es relativamente fácil llegar a Coles Bay, el punto de partida de muchas rutas. Sin la debida planificación, los caminantes solitarios muchas veces llegan rápidamente a sus límites.

En Freycinet se sortean durante la temporada alta con mucho tiempo de antelación los lugares para pernoctar en los campings más solicitados. Y en el Overland Track, el camino que en el centro de Tasmania va del Cradle Mountain a Lake St. Clair, una distancia de 65 kilómetros, sólo pueden caminar como máximo 34 excursionistas al día. Ellos también tienen que registrarse con mucho tiempo de antelación y entre los meses de noviembre y abril tienen que pagar una tasa.

«En 2012, esta tasa se elevó a 200 dólares por persona para controlar mejor la gran afluencia de personas al Overland Track«, explica Annabelle Sweetman, experta en caminatas de la agencia Tourism Tasmania.

Actualmente, la isla María es una reserva natural para el demonio de Tasmania. En la isla principal, este pequeño marsupial agresivo está amenazado en su existencia por una enfermedad infecciosa que causa tumores en la cara.

En noviembre de 2012 fueron liberados los primeros 15 demonios de Tasmania. Con este programa se pretende evitar la extinción de esta especie. A tal efecto, en la isla María los animales sanos son aislados de sus congéneres enfermos. Normalmente, los caminantes no puede ver los pequeños diablos.

Una parte de Tasmania que no ha sido afectada por la mortal enfermedad tumoral es Tarkine, una región de selva húmeda en el noroeste de la isla. También esa región es excelente para hacer caminatas, pero tiene una gran diferencia en comparación con la isla María o el parque nacional Freycinet: los senderos marcados en principio sólo los pueden descubrir las personas que conocen la zona, porque los puntos de partida se encuentran escondidos en una región boscosa solitaria.

En algún lugar al oeste de Waratah, Rob Farlie sale de la carretera y conduce su todoterreno durante casi una hora cuesta arriba por un camino sin asfaltar, lleno de baches, hasta que aparca el vehículo en el borde del camino. Ahora sólo se puede avanzar a pie adentrándose cada vez más en un paisaje único, despoblado, que alberga muchas materias primas pero que también está amenazado.

Rob se dirige a un campamento que su empresa, Tarkine Trails, construyó en la selva húmeda y que está compuesto por una casa y algunas tiendas de campaña. Dentro de ellas hay catres para aquellos turistas que, lejos de todas las redes de telefonía móvil, quieren pasar un par de días fuera del mundo civilizado.

El campamento en el Tiger Ridge sirve como base para caminatas que duran un día. Uno de los caminos conduce al río Huskisson, que murmura lentamente sobre un sinnúmero de piedras lisas. «Desde aquí hay una distancia de 50 kilómetros hacia el oeste para llegar al mar. Las carreteras más próximas están a 40 kilómetros hacia el norte y 20 kilómetros hacia el sur y el este«, dice Rob.

Aunque sólo ha abandonado el campamento por algunas horas, lleva en su mochila un saco de dormir para casos de emergencia. «Si aquí te rompes una pierna, tienes que mantenerte caliente, si es necesario también durante la noche, porque si alguien sale de aquí para buscar ayuda, pueden pasar hasta 24 horas para que la persona herida pueda ser rescatada«.

Afortunadamente, regresamos sin miembros rotos al campamento, donde Rob Fairlie prepara un plato de salmón con pasta, tomates y cebolla en una salsa de nata. Todos los ingredientes los ha llevado al campamento en una nevera portátil. Los ruidos en el bosque son especiales. Los eucaliptos susurran como una cascada: al principio sólo se oye un ligero susurro que se va haciendo más fuerte, luego va disminuyendo para después volver a aumentar. De repente el susurro cesa y durante unos momentos se instala el silencio perfecto, hasta que algunas moscas lo rompen con su zumbido.

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