Chocolate, bambú y hoteles con vistas al paraíso en Santa Lucía

En esta isla del Caribe, spas y hoteles combinan el placer con la naturaleza. El mar es el límite natural de sus habitaciones. Fotos

EXTENSAS. Una isla de 616 km2, con 156 kilómetros de costa, con playas interminables de arena de origen volcánico. [ Ver fotogalería ]

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Por Elaine Glusac (*)

La exuberante isla caribeña de Santa Lucía se asocia con el lujo desde hace tiempo, gracias a sus hoteles exclusivos y célebres huéspedes, desde Oprah Winfrey hasta Justin Bieber.

Pero incluso los mejores hoteles ofrecen habitaciones de tres paredes (aunque con abundantes mosquiteros). En la dramática región Pitón del extremo sur de la isla, cerca del pueblo de Soufriere, varias propiedades históricas están llevando el concepto terrenal aún más lejos –una combina el turismo con la agricultura y otra tiene un spa abierto en las copas de los árboles en la selva– y hay restaurantes que ofrecen menús “del campo al tenedor’’. Los atractivos naturales son el punto fuerte de Santa Lucía: aguas termales, selvas tropicales, montañas y, por supuesto, el mar.

Día 1- INMERSION

En la pintoresca Playa Azúcar de la isla, en Anse des Pitons, en la costa del suroeste, entre las dos montañas Pitón. Ambas cumbres (Gros Piton y la más pronunciada Petit Piton), además de las casi 2.572 hectáreas de tierra y mar que las rodean, han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Los nadadores pueden acceder a la playa pública tomando el camino hacia el centro vacacional Jalousie Plantation. Por 25 dólares diarios se puede acceder a la playa exclusiva y por otros 25 dólares comer en el restaurante-bar de la orilla. Una cabaña de la playa alquila equipo de snorkel para no huéspedes por diez dólares.

El bambú tal vez se asocie más con Asia, pero los residentes de Santa Lucía lo han convertido en su planta nacional por su uso para todo tipo de cosas, desde construcción hasta fabricación de instrumentos musicales. Los locales ofrecen masajes con ellas por 150 dólares los 50 minutos, en el nuevo Rainforest Spa de Jalousie Plantation.

Abierto a huéspedes y visitantes, sus siete bungalows para masajes, con techos de paja, descansan en la selva, sobre pilotes, donde un arroyo natural provee la música de fondo. Y luego, un baño de vapor “temascal’’, construido en las ruinas de un acueducto del siglo XVIII usado por el ingenio azucarero original de la plantación, que es casi un pueblo a escala.

En el nuevo Cane Bar, uno de los pocos bares modernos de esta franja de la isla, hay un autorretrato de John Lennon, una impresión de Matisse y una serie de fotografías del mundo de la moda, todas de la colección privada de Roger Myers, dueño de Jalousie y ex contador de los Rolling Stones. En Great Room, Cupertino Ortiz prepara platos caribeños innovadores como pulpo con sandía (14 dólares) y caldo de pejerrey con pimientos y tomate (29 dólares).

Día 2- CHOCOLATE

El cultivo de cacao en Santa Lucía recibió recientemente un impulso cuando la chocolatera británica Hotel Chocolat abrió un restaurante-hotel de seis habitaciones en su plantación de cincuenta hectáreas, Rabot Estate, en la parte trasera de Petit Piton. El próximo año tiene planeado construir una fábrica de chocolate, pero por ahora los visitantes pueden hacer un recorrido desde la materia prima hasta el producto refinado (65 dólares). Cada huésped se va con una barra de chocolate.

Casi todos los ingredientes de los platos del restaurante Jardin Cacao, en Fond Doux Holiday Plantation, cerca de Gros Piton, se producen en las más de 48 hectáreas de propiedad que lo rodean. Durante los últimos diez años, sus dueños (Lyton y Eroline Lamontagne) han expandido la propiedad gradualmente, agregándole diez casitas de campo para huéspedes y dos restaurantes para ayudar a mantener la huerta.

Los alimentos preparados con la cosecha del día podrían incluir sopa de calabaza (13 dólares del Caribe Oriental, equivalentes a 4,95 dólares estadounidenses) y cubera con citronela, zanahorias de temporada y ‘’christophene’’, una variedad de calabaza de la isla (51 dólares del Caribe Oriental) – aunque por lo general los precios se fijan en dólares estadounidenses, ocasionalmente aparecen en ambas monedas. Recorra la exuberante propiedad para probar una guayaba directamente del árbol o atestigüe la operación de secado de cacao antes que los granos sean enviados a Hershey’s.

A la hora de hacer compras, las camisetas y las baratijas dominan los pocos negocios de Soufriere.

Un buen plan es detenerse a oler las flores de jengibre en los Jardines Botánicos Diamond Falls (12,50 dólares del Caribe Oriental, equivalentes a cinco dólares estadounidenses), situados a pocos minutos en auto al oeste de la costa de Soufriere. Alguna vez, parte de una extensa propiedad del siglo XVIII otorgada por el rey Luis XIV y dedicada al cultivo de cacao, coco y cítricos, el jardín de poco más de dos hectáreas actualmente es exclusivo de plantas ornamentales.

Todo el mundo acude en tropel al Parque de Termas de Azufre (12.50 dólares del Caribe Oriental), un recorrido en auto de diez minutos al sur de Soufriere, para untarse en lodo, rico en este mineral, y bañarse en las aguas termales de la caldera colapsada de un volcán durmiente.

La reputación del restaurante-bar Ladera Resort (758-459-6600; ladera.com) bien podría basarse sólo en su ubicación; a 363 metros sobre el nivel del mar, enmarca vistas de Petit Piton. Pero su chef, Orlando Satchell, es el pionero del vecindario en el movimiento ‘’del campo a la mesa’’ con más de 12 años de abastecerse localmente. Empiece la tarde disfrutando el ocaso desde el T’Cholit Bar, al aire libre, con un Ti Punch (diez dólares) de ron y lima, acompañado por frituras de coco picantes y ‘’christophene’’ en salmuera.

Día 3- AL AMANECER

Después de varios días de mirarlas, es tiempo de escalar una Pitón. Gánele al calor al ascender temprano a la Gros Piton, una caminata de ida y vuelta de entre tres y cuatro horas que alcanza la cúspide a 864 metros de altura, con vistas panorámicas del Atlántico y el Caribe.

Guías del punto de partida en Fond Gens Libre, una comunidad situada en la pendiente sur de la montaña, encabezan el agotador camino sobre partes rocosas y resbaladizas, muchas veces usando raíces de árboles como escalones (758-286-0382; treinta dólares por persona). Para los que les faltan piernas, el Camino Natural Tet Paul (12,50 dólares del Caribe Oriental), sigue un ascenso suave entre ambas montañas.

Habiéndose ganado su indolencia, pase la tarde en el centro vacacional Ti Kaye Village Resort & Spa, a cuarenta minutos en auto, al norte de Gros Piton, sobre la costa este. Está frente a Anse Cochon, una de las mejores bahías para avistaje submarino de los esquivos caballitos de mar. El centro vacacional vende pases diarios para los que no son huéspedes (110 dólares) que incluyen equipo de snorkel, uso de kayak, almuerzo y un masaje de una hora.

La vista siempre da al mar, independiente de donde se acueste, desde las sillas de playa hasta las mesas de spa.

 

* The New York Times / Travel. Nota publicada en la edición impresa del Diario PERFIL el sábado 14 de abril de 2012

 

9 Comentarios en “Chocolate, bambú y hoteles con vistas al paraíso en Santa Lucía

  1. MIGUEL GHIGLIONE | 18/04/2012 | 16:09

    UNA ISLA HERMOSA POR SU VEGETACION Y SUS PLAYAS.yO ESTUVE EN MAYO Y EL CLIMA ES ESPECTACULAR.

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