PEKÍN / CHINA

La Ciudad Prohibida revela sus rincones más prohibidos

Ahora se pueden visitar las habitaciones de las emperatrices y concubinas, zona vedada incluso para los emperadores. Galería

Se construyó entre 1406 y 1420 basándose en el Feng Shui y fue el centro del poder de las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911) durante un largo periodo desde 1420 hasta 1912. [ Ver fotogalería ]

Ficha

Región:

Cuánto tiempo ir: días

Cuándo ir:

Con quién ir: , ,

Ideal para:


Ver mapa más grande

Dicen que la Ciudad Prohibida de Pekín, el antiguo Palacio Imperial chino, tiene 9.999 estancias, y muchas de ellas todavía no pueden ser visitadas por los turistas. Sin embargo, acaban de ser abiertas al público las estancias que en el pasado sirvieron como residencia de las emperatrices y concubinas de la Corte Imperial: los Palacios de la Paz Benevolente (Cining Gong) y de la Longevidad (Le Shou Tang) y la Buena Salud (Shoukang Gong).

Se trata de una zona en la que las mujeres del emperador residían y llevaban a cabo rituales religiosos, especialmente durante la dinastía Qing (1644-1911), la última de las dos que hicieron de la Ciudad Prohibida su morada. Desde el siglo XIV, vivieron en ese misterioso complejo palaciego un total de 14 emperadores de la dinastía Ming (1368-1644) y diez de la Qing. El último de ellos fue Pu Yi, retratado en la sublime producción cinematográfica de Bernardo Bertolucci en 1987: El último emperador.

La obra tiene una superficie de 720.000 metros cuadrados y en su edificación participaron más de 1.000.000 obreros y 100.000 artesanos por 15 años. Las habitaciones imperiales se encuentran al este de los principales recintos del palacio, en el eje central, y desde este mes permiten a los visitantes echar un vistazo a uno de los lugares más prohibidos, valga la redundancia, de la Ciudad Prohibida. Tan prohibida era esa zona que ni el emperador la frecuentaba.

El más espectacular de los nuevos recintos abiertos al público es el Huang Ji Dian, o «Salón de las Normas del Gobierno», construido en 1689 y presidido por un enorme trono dorado flanqueado por dos figuras de elefantes. El recinto es conocido, entre otras cosas, por haber sido el lugar donde la emperatriz viuda Cixi, una de las figuras clave del fin de la época imperial, celebró su 70 cumpleaños, allá por 1905.

Más al norte se encuentra el Palacio de la Longevidad Feliz, construido en 1776 y en el que residió también Cixi, famosa porque fue durante su reinado «en la sombra» de casi medio siglo cuando China sufrió las Guerras del Opio y el asedio de las potencias europeas, que llegaron a invadir Pekín. El lugar favorito de los turistas chinos se encuentra todavía más al norte, en el jardín que culmina esta zona, y donde se encuentra un pozo conocido porque en él murió ahogada la concubina Zhen, favorita de un emperador pero a la que Cixi ordenó asesinar para que no le hiciera sombra en el poder.

«El Palacio de la Longevidad y la Buena Salud será presentado como en los tiempos de las dinastías imperiales, mientras que el Palacio de la Paz Benevolente mostrará una rica colección de esculturas», explicó al periódico China Daily el conservador del palacio-museo, Shan Jixiang, quien se ha propuesto «expandir las zonas de exposición de casi la mitad a dos tercios en un futuro cercano».

Muchas habitaciones aún cerradas son almacenes, lugares de estudio de investigadores de la China imperial o zonas aún no restauradas por el museo, que desde hace años se encuentra en un delicado y largo proceso de renovación que durará dos décadas. Con la política de aperturismo, los administradores del monumento quieren también ganarse de nuevo el afecto de los pequineses, tras un año 2011 repleto de críticas a la gestión del palacio-museo por varios incidentes, entre ellos un robo de piezas de una exposición o la rotura accidental de una valiosa porcelana imperial, incidente este último que se intentó ocultar.

El Palacio Imperial fue durante casi 500 años la residencia de los emperadores, y muchas de sus áreas estuvieron prohibidas para los ciudadanos de a pie. De hecho, afrontaban la pena de muerte si osaban intentarlo. Durante el reinado de Pu Yi, último emperador chino, más de tres mil eunucos pululaban en los interiores de la majestuosa y vasta Ciudad, donde alimentaban al emperador, limpiaban sus zapatos, le llevaban de un lado a otro en sillas de mano, vaciaban sus orinales y guardaban -y a veces robaban- sus joyas. Desde 1925, luego de que Pu Yi fuera expulsado (14 años después de que el país instaurara la república), el Museo del Palacio es uno de los monumentos más importantes de China junto a la Gran Muralla, el Palacio de Verano de Pekín y los guerreros de terracota de XiŽan.

Visitado por 14 millones de turistas el año pasado, el palacio, que se encuentra justo norte de la no menos famosa Plaza de Tiananmen, está incluido en la lista de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para le Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) desde el año 1987. En la actualidad, contiene 1,8 millones de objetos de lujo y reliquias, de las cuales el 93 por ciento están protegidas como obras de arte.

Vea la Galería de fotos »

 

Sitios recomendados

  • Sala de la Armonía Suprema, también llamada Palacio Tai He. Era allí donde el emperador concedía las audiencias que contaban con mayor protocolo. Al igual que las otras salas, se alzaban sobre una base de mármol. Durante siglos la Sala de Armonía Suprema era el edificio más alto de China, con 37.44 metros de altura.
  • Sala de la Armonía Perfecta. Llamada también Palacio Zhong He, era usada para las reuniones con los ministros y los guardias imperiales. Era la antesala para las grandes celebraciones en la Sala de la Armonía Suprema.
  • Sala de Armonía Perpetua o Palacio Bao He. Era el lugar en donde se recibían a los gobernantes extranjeros y se realizaban los exámenes de los funcionarios. Su nombre, de la misma manera que las otras salas, se inspira en los preceptos de Confucio.
 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

uno × cinco =