TIERRA DEL FUEGO EN CRUCERO

Aventura extraordinaria por los hielos del sur

Los glaciares, el Cabo de Hornos y el temible Pasaje de Drake en un paisaje envolvente.

GLACIAR PIA. En este punto se puede descender, luego de navegar entre miles de pedazos de hielo. Hay lengas, ñires, flores y frutos. Foto: Cedoc Perfi [ Ver fotogalería ]

Ficha

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Por Analía Melgar (Diario PERFIL)

Sólo 145 kilómetros en línea recta unen Ushuaia con Cabo de Hornos, distancia que los cruceros cubren en varios días de recorrido con abundantes comidas y bebidas, escasa vida nocturna y jornadas que combinan geología, historia, navegación y naturaleza. Luego del zarpe desde Ushuaia, en el brazo noroeste del Canal de Beagle y sobre la Cordillera Darwin, los glaciares el Romanche, el Alemania, el Francia, el Italia, el Holanda, desfilan en grises, celestes y azules.

Pero sin dudas, el Glaciar Garibaldi es el más conmovedor: apoyado sobre un fiordo, tiene gran movilidad, por lo que las caídas de bloques de hielo son frecuentes, a lo largo de su pared de 600 metros de ancho, sobrevolada por señoriales cóndores. En el Glaciar Pía, algo más pequeño, es posible descender, después de navegar entre millares de pequeños pedazos de hielo. Al caminar por los alrededores, se descubre la vegetación verde –lenga, coihue, ñire– y una infinidad de minúsculas flores y frutos rojos, amarillos y bordó.

De allí, para llegar al Cabo de Hornos, hay que retroceder por el Beagle y cruzar el Canal Murray –entre la isla Hoste y la isla Navarino– para enfilar hacia las aguas más correntosas de la Bahía Nassau. Después de rodear el lado oeste de las islas Wollaston, se deja ver la isla de Hornos. Los rayos de sol que logran penetrar hacen magia con la paleta de colores. El único lugar de desembarco es Caleta León. Allí se erige el Monte Pirámide: estamos a sólo 954 km de la Península Antártica y de cara al temible Pasaje de Drake, siempre en estado de tormenta: vientos de hasta 180 km/h y olas de 15 metros. Pero las embarcaciones actuales, son capaces de hacer rápidas maniobras desplazándose a 11 nudos (22 km/h).

Las posibilidades de desembarco en el Cabo de Hornos son de un 60-80%, sólo posibles si los vientos no superan los 60 km/h, las olas no pasan el metro de altura y se observa rompiente en la playa. Si se dan esas condiciones, se caminará por esa desolación poblada de poesía, rematada por la escultura de un albatros, y se revivirá el espíritu de los primeros viajeros holandeses que llegaron en 1616, Willem Schouten y Jacob Le aire.

Semejante viaje quedaría trunco sin un descenso, ya de regreso, en la Bahía Wulaia (isla Navarino), tierra de yámanas, los costeros kawéskar; los onas afincados en las estepas y los navegantes manneken. Esta peculiar aventura requiere embarcarse a partir de octubre en Cruceros Australis, que zarpa viernes por medio. La cabina para dos pasajeros cuesta US$ 3 mil, pero hay promociones para argentinos (menos de US$ 1.200 por pasajero).

 

Un comentario en “Aventura extraordinaria por los hielos del sur

  1. Marcelo H. González | 10/10/2014 | 10:30

    Los kawéskar (Alacalufes) habitaron las islas desde Chiloé hasta el Estrecho de Magallanes.

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