TURISMO SOLIDARIO

«Rutas invisibles» por Atenas: el tour guiado por personas sin hogar

Nace una nueva ruta turística liderada por un grupo de personas sin techo que ahora tienen un empleo pagado.

Christos Bakoyannis, de 50 años, es uno de los guías de las "Rutas invisibles". Foto: dpa [ Ver fotogalería ]

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A unos metros del lugar donde los autobuses turísticos trasladan a los visitantes desde la antigua Acrópolis al Templo de Zeus Olímpico en Atenas se está gestando un nuevo servicio empeñado en acabar con uno de los grandes problemas de la capital griega: el aumento del número de personas sin hogar.

Lanzada hace apenas unos meses, se trata de una nueva ruta turística liderada por un grupo de personas sin techo que ahora tienen un empleo pagado: enseñan a los visitantes cómo se vive en los estrechos callejones y las caóticas callejuelas secundarias de la ciudad.

Aunque la capital griega recibe aproximadamente 2,6 millones de turistas al año, la cuna de la civilización occidental es también hogar de más de 15.000 personas que duermen todas las noches en las calles, refugios de emergencia o edificios y almacenes abandonados.

Christos Bakoyannis, de 50 años, es uno de los guías de las «Rutas invisibles», una iniciativa lanzada por la versión griega del periódico callejero que también puede encontrarse en otros países europeos. Y es que Atenas no es la única: estos tours alternativos existen también en Londres, Praga y Barcelona.

Durante el recorrido de dos horas por Atenas, Bakoyannis se detiene con frecuencia para mostrar a los visitantes dónde solía comer, drogarse y dormir. El tour incluye paradas en comedores sociales, albergues, clínicas como la de Médicos del Mundo, centros de día, centros de rehabilitación y el supermercado social de la ciudad, donde cientos de familias necesitadas compran alimentos con un 90 por ciento de descuento sobre el precio original.

«Todo el mundo tiene una historia que contar, y si compartiendo mi historia puedo inspirar a otras personas a cuidarse y ayudar a quienes lo necesiten, eso me produce una satisfacción tremenda», señala Bakoyannis. Después, pasa a contar al grupo de 20 griegos y turistas cómo fue abandonado por sus padres cuando tenía 12 años.

Desde su lanzamiento, estos tours han ayudado a muchas personas sin hogar como Bakoyannis, que actualmente vive en un almacén, a tener una oportunidad. Cada asistente paga seis euros (7,4 dólares) por el recorrido, y la mitad de los ingresos son para el guía.

Aunque sobre el papel los seis años que Grecia lleva sumida en la recesión parecen haber acabado, la realidad en las calles es bien distinta. Más de un tercio de los negocios y tiendas cerraron y los miles de millones de euros del rescate financiero tuvieron un coste muy alto para sus ciudadanos, que sufren aumentos de impuestos y reducciones de sueldos y pensiones.

Además, el desempleo sigue afianzado en un 26 por ciento, lo que significa que más de un millón de personas de los casi cinco millones de ciudadanos de Atenas no tienen hoy en día un puesto de trabajo. Esto, sumado a la escasa creación de empleo, hace que la posibilidad de que una persona sin hogar encuentre ocupación sea muy baja.

«Aunque las organizaciones humanitarias y benéficas puedan ayudar en cuanto a comida y un sitio donde dormir, lo que la gente como yo necesita es un trabajo», afirma Bakoyannis, que también gana dinero vendiendo el periódico callejero griego.

Según Anta Alamanou, del centro de ayuda a vagabundos Klimaka, los sin hogar no son sólo quienes duermen en las calles o albergues, sino también quienes viven en edificios abandonados, con amigos o familiares o incluso en su propia casa, pero sin electricidad o agua porque no pueden pagarlas.

«Estamos viendo a familias de clase media en la que uno o varios adultos han perdido su puesto de trabajo y ahora se convierten en los nuevos pobres de Grecia», dice Alamanou. «Muchos se enfrentan a desahucios o hacen uso de servicios como comedores, supermercados o clínicas sociales», añade, apuntando que el aumento del desempleo también ha provocado un incremento del alcoholismo y el consumo de drogas.

La prestación por desempleo, que de media asciende a 350 euros al mes (unos 430 dólares), se cobra durante un año, pero casi el 85 por ciento de quienes ahora están sin trabajo no la reciben. Muchos de los guías de estas «Rutas invisibles», como Lambros Moustakis, de 51 años, vieron cómo sus sueños quedaban en saco roto debido a la crisis y la recesión: «Yo trabajaba en un hotel, pero en 2010, en el pico de la crisis, me despidieron y no conseguí volver a encontrar trabajo. Me las arreglé para pagar la renta tres meses más, pero acabé viéndome sin casa y viviendo en la calle durante un mes antes hasta que encontré un albergue. Cada día es una batalla por sobrevivir, pero me niego a rendirme y sigo luchando».

Para la francesa Orthodoxia Salomon, que sigue con atención las explicaciones del guía, estos guías «demuestran que cualquiera puede hacer cosas maravillosas si alguien le apoya«. Los tours son una experiencia que enseña «una cara distinta de Atenas, una sobre la que no se puede leer en las webs ni las guías turísticas», añade Lora Kordolaini, otra visitante de 29 años.

 

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