Un rincón en Suecia para vivir el fenómeno del día eterno

Hay un lugar en la tierra en el que durante junio y julio no se pone el sol; un paraíso de luz en el que a medianoche puede contemplarse el astro en medio del cielo.

Hay un lugar en la tierra en el que durante junio y julio no se pone el sol; un paraíso de luz en el que a medianoche puede contemplarse el astro magno en medio del cielo, luciendo en todo su esplendor. Foto: dpa [ Ver fotogalería ]

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Hay un lugar en la tierra en el que durante junio y julio no se pone el sol; un paraíso de luz en el que a medianoche puede contemplarse el astro magno en medio del cielo, luciendo en todo su esplendor. El cineasta vasco Julio Medem lo descubrió y utilizó para ambientar su film “Los amantes del Círculo Polar”, una obra capaz de despertar una curiosidad que sólo se satisface al viajar al mismo Polo Norte.

En Europa, junto con Rusia e Islandia, son los tres países de la península escandinava, Noruega, Suecia y Finlandia, los que ofrecen la mejor alternativa para viajar a la tierra del día eterno, si se visita durante el verano nórdico, o de la noche sin fin, si se hace de diciembre a febrero. Pero para ello es necesario atravesar el famoso paralelo del Círculo Polar y uno de los lugares más hermosos para hacerlo es Suecia, mientras se contemplan sus infinitos bosques y sus interminables lagos, que convierten el paisaje en un paraíso virgen para los amantes de la naturaleza.

Desperdigados y rodeados de naturaleza se asientan los pueblos y ciudades del Polo Norte sueco, pequeñas poblaciones que ofrecen durante el verano (nórdico) los rayos permanentes de un sol que no se pone y una sensación constante de actividad y vitalidad al visitante que ose alcanzarlos. Una de las poblaciones más antiguas y nórdicas de Suecia es la pequeña Jukkasjärvi, conocida por la gente de lugar como “Jukkas”.

El nombre de la localidad es más conocido de lo que en un momento puede parecer, pero queda en ocasiones eclipsado por su principal atractivo: el mundialmente famoso Hotel de Hielo que comienza a levantarse cada octubre y se deja derretir a la llegada de la primavera, a finales de abril y comienzos de mayo. Cada año un diseño distinto, una construcción novedosa, abierta a huéspedes y turistas durante la época de frío; un alojamiento caro e incluso incómodo (la habitación puede ser visitada por un grupo de turistas), pero que cada año cuelga el cartel de “completo”. En la época estival el hotel no existe, pero queda en pie el centro de arte de hielo, una cámara refrigerada a cinco grados bajo cero donde se exponen esculturas de renos, osos, mineros o mapas del mundo.

El visitante, abrigado con una gruesa capa, puede tomar algo en el bar helado mientras escucha las explicaciones del guía en torno a la construcción del hotel que comenzará en los próximos meses, a la llegada de las primeras heladas. Es el agua cristalina del río Torne, que pasa por la localidad, la que permite la extracción de bloques de hielo tan transparentes, que se confunden con el vidrio. El constante movimiento del agua hace que ésta pueda beberse directamente del río.

La visita al virtual hotel de hielo en verano incluye un paseo en bote por el Torne hasta el centro de la población, donde se reúnen sus gentes en épocas especiales. Las celebraciones del solsticio de verano, entre el 23 y el 24 de junio, permiten al visitante observar estas reuniones, entre vestidos y alimentos tradicionales, como carne de reno y dulces, e incluso disfrutar de unas horas de música. Es la mejor época para visitar el lugar, si el viajero no quiere pasar frío y desea disfrutar de unas festividades que la mayoría de la población sueca celebra en familia y en el campo. Es también tradicional pasar el solsticio en un barco, navegando por uno de los ríos o lagos que atraviesan el país.

Jukkasjärvi cuenta también con uno de los lugares más interesantes de la región, que numerosas guías mal documentadas incluyen como reclamo de otro lugar, Kiruna, pero que se encuentra realmente en la antigua “Jukkas”. Se trata del Museo de Cultura Lapona, el mejor lugar del mundo para documentarse sobre el antes pueblo nómada que habitaba el Círculo Polar Ártico, los “Sami people”, en su denominación inglesa. Allí es posible visitar una reserva lapona -al estilo de las indias- y una iglesia que conserva toda la idiosincrasia de ese pueblo.

El museo consiste en la recreación de una auténtica reserva de lapones al estilo de los siglos pasados, cuando el pueblo aún era nómada y vivía de la caza. Muestra sus inconfundibles tiendas de campaña, las instalaciones que utilizaban para el almacenaje de productos e incluso un campo de renos, donde éstos pastan frente a un lago. Los más pequeños pueden incluso jugar a cazar renos a la manera en que lo hacían los antiguos lapones, aunque no con los de carne y hueso, sino con simulaciones de cuernos situados sobre estacas sobre los que pueden lanzar cuerdas en una práctica que recuerda también al antiguo oeste.

En una de las tiendas de campaña, en las que se encuentra abundante documentación sobre este pueblo, el visitante puede probar la carne de reno, el famoso y tradicional “souvas”, acompañada de verduras y mermelada de frutas silvestre, un plato exquisito y típico del lugar. Junto a la reserva se encuentra la pequeña iglesia, una construcción levantada tras la conversión de los lapones al cristianismo, que deslumbra con su aire acogedor y familiar y con el colorido típico de esa comunidad. Las pinturas situadas en el altar recogen momentos claves de la conversión y resumen la idiosincrasia del arte lapón.

En el centro norte de la Laponia sueca, a 150 kilómetros de dicha línea, internado en el Polo Norte, se encuentra la localidad de Kiruna, una “joven” ciudad minera fundada a finales del siglo XIX que bien puede servir como punto de hospedaje para realizar una visita por los pueblos del Círculo Polar sueco. Kiruna es una ciudad serena, hasta el punto de que al visitante puede invadirle la sensación de encontrase en un pueblo fantasma. El motivo, el ánimo tranquilo de sus gentes que, prácticamente en su totalidad, trabajan en la explotación de la mayor mina de hierro del mundo, situada en dos montañas, aunque en la actualidad la actividad minera continúa solamente en una de ellas.

Kiruna nació y se desarrolló en paralelo a la explotación de la mina que lleva su nombre: LKAB (Luossavaara, Kiirunavaara AktieBolag) que hace referencia a las montañas que se levantan sobre los lagos “Luosa” y “Kiiruna”. La mina, razón de ser de la ciudad, está situada a 10 minutos en autobús desde el centro y abierta a los turistas. El pequeño centro de información de la localidad ofrece visitas guiadas de tres horas de duración, en las que los visitantes descienden a una profundidad de 560 metros en el mismo corazón de la montaña, acompañados de un ingeniero que explica minuciosamente el proceso de extracción del mineral, muestra el museo que se ha creado dentro de la mina y, finalmente, invita a tomar café y pastas en la cafetería construida en las entrañas de la montaña.

Kiruna explota no sólo el hierro, sino también el interés turístico de una mina que ofrece una tercera posibilidad, quizá la más hermosa y emocionante: la de observar, desde la cima de la “Luosavaara”, donde la explotación cesó hace ya años, el sol a media noche. Hay tiendas para turistas en la ciudad que ofrecen la excursión por unos 30 euros, pero resulta mucho más económico, y nada complicado, hacer el trayecto por uno mismo, a pie o en taxi.

La cima ofrece vistas maravillosas: la ciudad, rodeada de montañas, de un inmenso manto verde y de lagos y lagunas en los que se refleja el sol, que alcanza su punto más bajo alrededor de las 00:40 horas, cuando se queda inmóvil y parece esperar para comenzar su ascenso a partir de las cuatro de la madrugada. Los kiruneses están orgullosos de su sol y explican con complacencia los movimientos, apenas perceptibles, del astro magno durante los meses de junio y julio; también están orgullosos de su mina, sin la cual, aseguran, no existirían.

Por ello no oponen objeción alguna al “traslado” de la ciudad, que literalmente, se desplazará unos kilómetros para permitir la continuación de la explotación minera de forma segura. Quien visite Kiruna en unos años, no encontrará en el mismo lugar ni sus casas, ni su singular iglesia, ni su geométrico Ayuntamiento, ni quizá tampoco algunas construcciones que sus pobladores comparan con el Muro de Berlín y con las mismísimas Torres Gemelas.

Desde Kiruna pueden también emprenderse multitud de excursiones. Se halla a 20 minutos de “Jukkas” y, si se toma el tren hacia el Norte, se llega en sólo un par de horas a la localidad de Narvik, ya en Noruega, donde pueden contemplarse los fiordos. Narvik es también un enclave especial recomendado por los lugareños para ver ballenas. Quien prefiera disfrutar de la montaña en plena naturaleza puede emprender una excursión hasta Nikkaluokta, donde termina la carretera, y desde allí seguir a pie por un sendero de 19 kilómetros hasta llegar a la montaña Kebnekaise, donde se levanta un alojamiento para turistas, que también puede alcanzarse en bote o en helicóptero. Las posibilidades de deportes al aire libre en la zona son casi ilimitadas.

Y para terminar -o comenzar- el viaje es recomendable visitar el primer pueblo del Polo Norte sueco, el más cercano al Círculo Polar. Se trata de Jokkmokk, una pequeña localidad donde se concentran activos artistas como escritores, fotógrafos, trabajadores de la madera, entre otros. El colorido caracteriza los óleos, acuarelas, fotografías y otros objetos de artesanía lapona fabricados a partir de pieles, cueros, cuernos o incluso piedras que se encuentran en el mercado de la ciudad. Y, como mejor souvenir, el visitante puede comprar una piel de auténtico reno, una piel que resultaría especialmente adecuada para protegerse del frío si en lugar de visitar la región durante el verano nórdico se acude durante el invierno, cuando el sol no se deja ver y el día eterno se convierte en noche sin fin. Entonces puede observarse un fenómeno de belleza inigualable: las oleadas de luz verde sobre el cielo oscuro de la aurora boreal.

 

Un comentario en “Un rincón en Suecia para vivir el fenómeno del día eterno

  1. Philippe | 13/07/2017 | 16:15

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