KAMCHATKA / RUSIA

En el reino de los volcanes y los osos pardos

Con sus cientos de volcanes, Kamchatka es un lugar solitario. Durante décadas aislada del mundo, da la impresión de que hay más osos que seres humanos.

El volcán Tolbatschik se divisa entre las nubes. Foto: dpa [ Ver fotogalería ]

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Por Ulf Mauder (dpa)

Con sus cientos de volcanes, Kamchatka es un lugar solitario. Da la impresión de que en esta península, que durante décadas estuvo aislada del mundo, hay más osos que seres humanos. Además, por todas partes hay salmones y una naturaleza que evoca otros planetas o bosques encantados. Un espectáculo maravilloso.

La civilización queda rápidamente atrás en el camino al legendario volcán Tolbachik, todo un símbolo de la península rusa de Kamchatka. El asfalto desaparece apenas se sale de las poblaciones. Los caminos que conducen al parque nacional Kliuchevski y su singular paisaje volcánico son duros. A este parque pertenece el Tolbachik con sus numerosos minivolcanes.

El guía naturalista Valeri pasa con su todoterreno a campo través y tiene que sortear lechos secos de ríos, torrentes impetuosos y caminos forestales lodosos y escabrosos para llevar a los turistas sanos y salvos hacia una meseta. El altiplano recuerda a un paisaje lunar o incluso a Marte cuando los conos sin punta resplandecen rojos a la luz del atardecer.

«Mucha gente hace una escapada hacia aquí en helicóptero«, dice Valeri. Los restos de árboles pelones sobresalen del suelo gris ceniza. Los encuentros con el oso de Kamchatka son casi inevitables. La península, situada en el extremo este del gigantesco país, tiene la mayor población de osos en toda Rusia. Valeri viaja con los turistas como promedio tres días para llegar al Tolbachik. En el techo de su todoterreno lleva equipos de camping para los viajeros que los necesiten.

Hay algunos campamentos en la zona. Las noches bajo el cielo estrellado también son frías en verano. Los habitantes de pueblos espartanos como Kosyrevsk, situado en la llanura, ofrecen alojamiento antes de comenzar las excursiones hacia el parque nacional Kliuchevski. Con el alquiler de sencillas camas en casas de madera, los campesinos ganan un dinerito extra durante el breve verano.

Los anfitriones también calientan para los turistas las banyas, los tradicionales baños de vapor rusos que limpian y tonifican el organismo. Es difícil compartir aún más el auténtico modo de vivir ruso, incluyendo los molestos enjambres de mosquitos.

En el parque volcánico quedó poca vida desde que una gran erupción en 1975 destruyó toda la vegetación en una superficie de más de 400 kilómetros cuadrados. En tiempos de la Unión Soviética, cuando el Partido Comunista llevaba las riendas del poder en Kamchatka, la península era prácticamente una zona prohibida para extranjeros y solo se podía entrar en ella con un permiso especial del KGB. Todo esto ha cambiado. Desde hace tiempo también la visitan turistas del cercano Japón.

De los aproximadamente 300 volcanes más grandes, alrededor de un diez por ciento están activos. Una densidad única. También por su flora y fauna, la península fue declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco. En los ríos de Kamchatka viven 11 especies endémicas de salmón, más que en ninguna otra parte del mundo. El caviar rojo de salmón, que aquí se obtiene en muchos lugares, es una exquisitez codiciada en toda Rusia.

La naturaleza imprevisible de Kamchatka alberga muchos peligros. Cada año hay algunos rusos que pagan con la vida su espíritu aventurero y temeridad. Muchas veces la ayuda está muy lejos, y no hay redes de telefonía móvil en medio de esta soledad. Sin embargo, los guías naturalistas generalmente llevan consigo teléfonos satelitales. Un simple picnic puede ser muy peligroso cuando el olor de la comida atrae a osos pardos hambrientos, que se alimentan principalmente de peces, setas y bayas.

El turismo no comenzó a desarrollarse hasta hace poco más de 20 años. La mayoía de los visitantes viene en verano, a pesar de que los viajes en avión son caros. Disfrutan de los baños en fuentes termales o en lagos cuyas aguas tienen la temperatura de una bañera. En invierno, cuando los billetes de avión son bastante más baratos, se ofrecen sobre todo excursiones en esquí y trineo.

El viaje de regreso a la civilización pasa por la taiga y termina en un transbordador que cruza el Kamchatka, el río más grande de la península. Desde la orilla arenosa se ofrecen por última vez a los turistas unas vistas únicas de los volcanes gigantes del parque nacional Kiuchevski, que también en verano están cubiertos de nieve.

Cuándo viajar: Kamchatka tiene durante todo el año ofertas para turistas. Debido a su ubicación geográfica, situada en el norte y extremo este de Rusia, los inviernos son largos y duros. La temporada alta abarca los meses de julio y agosto. En verano, los visitantes pueden disfrutar de casi todo el abanico de atracciones, desde los baños de sol hasta las caminatas por la nieve en las montañas pasando por excursiones en helicóptero. Sin embargo, las condiciones meteorológicas son muy inestables.

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