Ruta de la izquierda, un itinerario para adentrarse en la historia mexicana

Un itinerario para el turista en busca de experiencias nuevas. Historia y movimientos sociales.

México DF. Foto: Pixabay [ Ver fotogalería ]

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(4 de octubre de 2015) La «Ruta de la Izquierda», un recorrido por sitios emblemáticos para los movimientos sociales en México en el siglo XX, muestra por primera vez lugares de la capital donde hubo actos de resistencia, conspiraciones y planes que devinieron en rebeliones y guerras civiles. Aunque no se trata de una iniciativa turística, sino de un proyecto de actividades paralelas tras un coloquio sobre la izquierda realizado en septiembre pasado, el itinerario prefigura de alguna manera un plan de viaje para el turista en busca de experiencias nuevas.

El recorrido fue definido por sus organizadores como «un ejercicio de resignificación simbólica de la ciudad de México y un esfuerzo por reconstruir la memoria colectiva a partir de derroteros distintos a los del discurso oficial». Entre otros sitios, se incluye al Café La Habana, donde se urdieron numerosos complots, la Plaza de las Tres Culturas, escenario de la matanza de estudiantes del 2 de octubre de 1968 en manos del Ejército, el Bar la Opera, sitio de reunión de intelectuales y activistas y el Palacio Nacional, la sede del poder ejecutivo.

Estos espacios han estado «marcados por la resistencia, el encuentro y el desencuentro de quienes han luchado por la justicia y la libertad de acción y pensamiento», señalaron los organizadores. En total son quince lugares, entre los que figura el Palacio Negro de Lecumberri, hoy sede del Archivo General de la Nación, una de las más lúgubres prisiones.

Alojó a legendarios combatientes de la Revolución, así como a no pocos ex guerrilleros y activistas que sufrieron el yugo de la represión gubernamental en los aciagos años 60 y 70. Entre sus «huéspedes» figuraron los famosos combatientes de la guerra civil de 1910, «Pancho» Villa y Felipe Angeles, el pintor Manuel Rodríguez Lozano y el ex candidato presidencial de izquierda Heberto Castillo. Ahí estuvieron recluidos además el escritor colombiano Alvaro Mutis, así como el líder sindical Demetrio Vallejo y el gran muralista David Alfaro Siqueiros.

Está también la Cárcel de Belem, un sitio todavía más tenebroso, en el cual eran recluidos los desafectos y enemigos del dictador Porfirio Díaz, que gobernó al país con un garrote en la mano y una zanahoria en la otra por más de tres décadas, hasta su huída del país en 1911 exiliado a bordo del vapor alemán Ypiranga hacia París. En esta especie de «Gúlag» estuvieron presos por otra parte periodistas y pensadores como Juan Sarabia, fundador del Partido Liberal Mexicano, los activistas del anarquismo Ricardo y Enrique Flores Magón y el novelista y crítico del porfiriato Heriberto Frías .

La prisión tenía un cupo máximo para 600 reclusos, pero en 1890 albergaba a unos 7.000 hombres, mujeres y niños. En 1913, durante un levantamiento contra el gobierno de Francisco I. Madero, en la llamada «Decena Trágica», durante la cual fue asesinado, fueron liberados los reos. Hoy día aloja a cinco escuelas, dos primarias, dos secundarias y un jardín de niños, así como murales de famosos pintores como Raúl Anguiano y Aurora Reyes.

Uno de los sitios más atractivos sin duda es por otro lado el llamado Bar La Opera, una taberna que reunía a la élite porfirista pero donde también se juntaron figuras notorias de la oposición armada como Pancho Villa, que un día lanzó un tiro al aire mientras comía dejando un agujero en el techo que aún persiste. Muchos años después, en los años ’70, el lugar fue también escenario de tertulia para figuras como los premio Nobel Gabriel García Márquez y Octavio Paz, Carlos Fuentes, Fernando Benítez y Carlos Monsiváis.

Otro sitio referencial análogo es el Café La Habana, cerca del circuito de donde se ubican los grandes diarios mexicanos y que reunió a notables periodistas e intelectuales, así como al «Che» Guevara y a Fidel Castro, que allí fraguaron la Revolución cubana. Los recorridos están organizados por la Secretaría de Cultura del gobierno del Distrito Federal, que ya planea convertirlos en una ruta turística dirigida al público en general.

 

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