ESPAÑA

San Sebastián resurge como Capital Europea de la Cultura 2016

Amplia oferta cultural y tradición turística, que se remonta a finales del siglo XX, cuando la nobleza española veraneaba en esta «perla» del mar Cantábrico. Fotos.

Los "pintxos" son una seña de identidad de San Sebastián. Foto: dpa [ Ver fotogalería ]

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Los «pintxos» son una seña de identidad de San Sebastián (España), o Donosti, como la llaman sus habitantes acortando su nombre en euskera -Donostia-. Pero también lo es su amplia oferta cultural y su tradición turística, que se remonta a finales del siglo XX, cuando la nobleza española veraneaba en esta «perla» del mar Cantábrico. Ahora, medio millón de turistas se asoma cada año a la emblemática playa de La Concha, una de sus joyas, en la que algunos donostiarras nadan a diario, haga frío o calor. «Esta ciudad lo tiene todo: playa, cultura, historia, naturaleza…», enumera una de esas turistas al salir del agua.

Pero durante casi medio siglo, el brillo de San Sebastián se vio ensombrecido por la violencia de ETA, grupo armado que persigue la independencia de la región del País Vasco. Por eso, el objetivo de dotar a los ciudadanos de herramientas para crear un marco de convivencia y para dejar atrás una sociedad divivida y marcada por el miedo y el odio estuvo desde los inicios en el epicentro del proyecto de capitalidad cultural para 2016. «San Sebastián necesitaba superar un trauma y enfrentarse a algo que le permita seguir creciendo como ciudad y como sociedad«, explicó Pablo Berástegui, el director de SS2016, que aglutina un centenar de proyectos en un variado programa.

Durante 12 meses, el arte, la danza, el teatro, el cine, la música, la arquitectura y la gastronomía se convertirán en plato de disfrute para los habitantes de San Sebastián, pero también en herramienta «terapéutica». El objetivo: mejorar la convivencia y disociar la ciudad de la imagen de violencia que la ha lastrado durante décadas.

San Sebastián fue la ciudad más golpeada por el grupo armado separatista, que mató allí a casi un centenar de personas. Pero incluso bajo esa lluvia de plomo, destacó por su empuje cultural, desarrollado al abrigo de instituciones y eventos de prestigio internacional, como su Festival Internacional de Cine, el Festival de Jazz, el Kursaal -diseñado por Rafael Moneo- o el Museo de Chillida-Leku, dedicado al escultor donostiarra Eduardo Chillida (1924-2002).

«Desde el momento que acaba ETA, la sociedad vasca cambia. En estos momentos, los que son muy contrarios ideológicamente pueden convivir con bastante normalidad«, dice José Luis Rebordinos, el director del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, uno de los más importantes de Europa, que este año incluirá en su programación un ciclo de 35 películas centradas en conflictos. Sacar adelante SS2016 no fue fácil: desde que se lanzó, en 2008, pasaron por el Ayuntamiento tres alcaldes de colores políticos diferentes. La propia esencia del proyecto, muy conceptual y sin intervenciones llamativas ni grandes nombres, también dificultó la tarea de hacerlo llegar a los ciudadanos.

El programa, con más de 100 proyectos distintos y centrado en la participación ciudadana, se estructura en tres «faros» que «iluminan posibles líneas de camino» en el avance hacia la convivencia: el faro de la vida, el de la paz y el de las voces. Siguiendo la metáfora marina, SS2016 cuenta, además, con «muelles» que abordan cuestiones cercanas a los ciudadanos para ahondar en el pensamiento crítico a través del arte. Por ejemplo, una actividad de teatro en la que se presentan diversas situaciones en torno al conflicto vasco para hacer reflexionar al espectador.

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