LIMA / PERÚ

Un viaje al omnipresente pasado colonial en Lima

Con grandiosa diversidad gastronómica y varios paseos para disfrutar el paisaje oceánico, la capital de Perú crece entre los favoritos del turismo internacional. Miraflores y Barrancos, las zonas top.

En Lima, la capital de Perú, el pasado colonial es omnipresente. Sus ingredientes nativos le dio fama mundial a su gastronomía y el paseo costero habilita un vibrante acceso al Pacífico. Fotos: Cedoc Perfil [ Ver fotogalería ]

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Por Paola Singer (The New York Times / Travel / Diario PERFIL)

El visitante nota de inmediato las calles pulcras de la capital de Perú, los parques hermosamente cuidados y las majestuosas vistas al océano. Y están los atractivos irresistibles: un rico patrimonio precolombino, la diversidad étnica, los nacientes escenarios de moda y arte, y la gastronomía grandiosa, inspirada en la interminable variedad de ingredientes nativos. De las 16 mil cevicherías de Lima, «Hijo de Olaya» es una de las más pequeñas, y sabrosas. Se ha vuelto popular entre los limeños gracias a una fórmula sencilla: servicio rápido, menú pequeño y mariscos frescos. Pruebe el clásico ceviche Olaya (24 soles, o US$ 8 a un cambio de 3 soles por dólar).

Explore las calles de Barranco, un vecindario con onda artística que alguna vez fue centro vacacional costero para la clase alta de Lima. Continúe por el bulevar Sáenz Peña, que desemboca en un acantilado sobre el Pacífico. Aunque la ciudad tiene casi 130 kilómetros de línea costera y un número asombroso de bares y restaurantes, es difícil encontrar un lugar para sentarse y beber un trago cerca del océano. Cala es una excepción. Está en una playa de guijarros favorecida por los surfistas y tiene una terraza al aire libre.

Un entendimiento singular de la biodiversidad de Perú, demostrado en dos menús de degustación divididos según las altitudes y profundidades marinas en que se encuentran los ingredientes, ha hecho que el restaurante «Central», de Virgilio Martínez, gane aplausos y el puesto cuarto entre los 50 Mejores Restaurantes del Mundo, patrocinado por los premios culinarios San Pellegrino.

El plato «Cultivo Frío», por caso, se prepara con vieiras de mar sacadas a mano a 9 metros de profundidad, con salsa de plátano con maracuyá, collage de emulsiones, flores y hierbas aromáticas, incluyendo cálices de estrella de Belén, que saben a ostión. Luego, llegan las costillas de vacas que pastan en las montañas a 2.750 m de altura cubiertas con una crujiente capa de leche seca y espolvoreadas con un sabroso sazonador elaborado con corazón de vaca y condimentado con sal del pueblo de Maras, cerca de Cuzco (el menú de 11 platos, 298 soles).

Una de las áreas más atractivas de Lima es Miraflores, con casi cinco kilómetros de parques que bordean un acantilado costero. El paseo conocido como El Malecón es el lugar perfecto para salir a correr, o para volar. Las escuelas de parapente están al norte del Parque del Amor (un vuelo de diez minutos con instructor, desde 200 soles). Vietnam tiene el «banh mi», Italia, el panini y Perú, el sánguche. Típicamente servido en un pan y relleno con carnes guisadas o asadas al fuego con una variedad de acompañamientos y salsas, este emparedado compite con el ceviche en términos de popularidad. «La Lucha», en Miraflores, los vende por millares.

Hasta hace poco, el escenario de la moda de Lima era casi inexistente. Pero ahora, Susan Wagner trabaja con bordadoras de la localidad de Huánuco, o tejedoras de Huaycán, cerca de Lima –para hacer bolsos de mano, vestidos y ponchos. Su tienda en Miraflores está frente a Huaca Pucllana, las antiguas y bien conservadas ruinas de un sitio ceremonial piramidal.

Luego de una escala en la Plaza Mayor, la plaza central de Lima, y en su imponente catedral colonial, vaya a Casa de Aliaga, una residencia convertida en museo (30 soles; con reserva). Construida hace cinco siglos sobre tierras del conquistador Francisco Pizarro, la propiedad perteneció a la misma familia durante 17 generaciones y ha sido Meticulosamente conservada con piezas únicas.

Después de este curso básico en arte colonial peruano, conduzca treinta minutos hacia el Sur para ver un tesoro de joyas, talismanes y armas precolombinas en el museo Oro del Perú (admisión, 30 soles). No se vaya de Lima sin ahondar en el pisco. La agencia Jacada Travel organiza catas dirigidas por un sommelier. Su viaje de medio día (US$ 350 por persona) empieza en la Antigua Taberna Queirolo y continúa en el elegante Country Club Hotel para probar treinta piscos diferentes.

 

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