NUEVA YORK / EE.UU.

Una visita a la Isla Ellis, la isla de los sueños y las lágrimas

Hace 125 años se abrió la principal aduana de Nueva York, hoy convertida en una atracción turística. Hasta 1954, unos 12.000 inmigrantes llegaron a pasar diariamente por este lugar, en busca una América que los recibía con los brazos abiertos.

Generalmente, lo primero que veían los recién llegados era la Estatua de la Libertad, que domina la vecina Isla de la Libertad. Fotos: dpa [ Ver fotogalería ]

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Uno de cada tres estadounidenses puede localizar sus raíces en la Isla Ellis. Para más de 12 millones de inmigrantes, este islote situado en el puerto de Nueva York marcó el inicio de una vida soñada. Hace 125 años se abrió la principal aduana de Nueva York, hoy convertida en una atracción turística. Frank Kudrna llegó en 1912 procedente de la ciudad de Šardice, actualmente checa, dejando atrás por el momento a su mujer embarazada, Anna, y a su hijo Jan. Los dos le siguieron diez años más tarde en su viaje a Estados Unidos. Iparhos Perdikis, de 16 años, llegó con sus padres procedente de Chipre. En Nueva York cambió su nombre por el de Harold Perris y se convirtió en un célebre cantante y bailador. «A esta hermosa ciudad debo mis sueños», dijo más tarde.

Para los Kudrna, Perdikis y otros millones de personas, Ellis Island fue el lugar que cambió su destino. Hace 125 años, en 1892, se inauguró en la pequeña isla en el puerto de Nueva York una aduana para inmigrantes, la más grande y la más activa de Estados Unidos. Para la mayoría de más de 12 millones de personas que arribaron a la isla entre 1892 y 1954, Ellis Island se convirtió en la «isla de la esperanza, el primer paso en el nuevo mundo. Sin embargo, a no pocos se les denegó la entrada. Para ellos, Ellis Island se convirtió en la «isla de las lágrimas«. Algunos de los que llegaron aquí, en su mayoría pobres pero con grandes esperanzas, se convirtieron en adineradas estrellas mundiales, como Johnny Weissmuller («Tarzán»), el cómico Bob Hope, el cantante Irvin Berlin o la leyenda de Hollywood Cary Grant.

Generalmente, lo primero que vieron los recién llegados era la Estatua de la Libertad, que domina la vecina Isla de la Libertad. En el pasado, los aborígenes americanos recolectaban ostras alrededor de Ellis Island. En 1774, el comerciante neoyorquino Samuel Ellis compró la «isla con su magnífica ubicación» y estableció en ella un local. Después de su muerte, Nueva York y más tarde Estados Unidos se apropiaron de la isla para usarla como prisión, depósito de municiones y fortaleza. Sin embargo, el número de inmigrantes fue creciendo cada vez más.

El pequeño Castle Clinton, situado en el extremo sur de Manhattan y que hasta entonces se usaba como centro de inmigración, se fue quedando pequeño. El 1 de enero de 1892 se abrió en Ellis Island una primera oficina de inmigración hecha de madera que se incendió cinco años después. El complejo de piedra que se construyó después, con sus características torrecitas acebolladas, se ha mantenido en pie hasta el día de hoy. Junto al complejo de inmigración se construyó en la isla también un hospital.

Annie Moore y sus dos hermanos, procedentes de Irlanda, fueron los primeros inmigrantes en pasar por el nuevo centro el 1 de enero de 1892. Durante los siguientes 63 años, hasta 12.000 inmigrantes llegaron a pasar diariamente por este lugar. El procedimiento de registro, que incluía inspecciones, interrogatorios y exámenes, duraba como promedio entre tres y siete horas. Los potenciales inmigrantes tenían que contestar 29 preguntas, entre ellas una sobre la cantidad de dinero en efectivo que llevaban consigo.

A la mayoría de los enfermos se les denegaba la entrada. En total, en torno al tres por ciento de los recién llegados fueron rechazados. «Muchas familias tenían que aguantar aquí varios días o semanas«, cuenta Michael Burke, director de la empresa de ferries que hoy lleva cada día a cientos de turistas a la isla. «Para ellas había un hospital en la que nacieron a lo largo de los años 35 niños, pero también murieron aquí 3.500 personas«.

Ellis Island cerró en 1954 debido a que ya no se podía aborber centralmente en un solo lugar el flujo de inmigrantes. Actualmente, la isla es una de las atracciones turísticas más populares de Nueva York, aunque en realidad Ellis Island pertenece en gran parte al vecino estado de Nueva Jersey en virtud de una decisión adoptada en 1998 por la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos tras un litigio que duró varios años.

Actualmente, la Agencia de Parques Nacionales de Estados Unidos gestiona la isla, junto con la vecina Isla de la Libertad. A las ruinas del hospital en la parte sur de Ellis Island solo se puede acceder en visitas guiadas especiales. La entrada al museo es gratis. Tras una amplia renovación, que costó varios millones de dólares, para reparar los daños causados por el huracán «Sandy» en 2012, el museo brilla con un nuevo esplendor. Después del paso del huracán, el agua llegaba en la planta baja del museo hasta el techo.

Tantas personas inmigraron a través de Ellis Island a Estados Unidos que casi cada estadounidense tiene a un antepasado en su familia o círculo de amigos. Los nexos genealógicos pueden verificarse fácilmente mediante una búsqueda online en la página web de la isla. Y quien quiera dejar su huella en la isla puede mandar grabar su nombre, a cambio de un donativo, en una pared frente al museo con vistas al skyline de Manhattan.

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DATOS ÚTILES. Con excepción del 25 de diciembre, Ellis Island y la Isla de la Libertad están abiertas todos los días del año. Los turistas pueden llegar en ferry a las dos islas. El viaje cuesta 18 dólares (unos 17 euros). Los billetes de pueden comprar por antelación en la página web http://www.statuecruises.com. Los ferries salen de Battery Park, en el extremo sur de Manhattan. Se recomienda a los viajeros desplazarse en transporte público al muelle porque puede ser difícil encontrar allí un lugar para estacionar. Además, el estacionamiento es caro.

 

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