A medida que el suave traqueteo va ganando kilómetros se empiezan a descubrir las elevaciones del terreno que caracterizan a los Highlands en dirección al norte, rumbo al Océano Atlántico. Para quien nunca visitó la zona, los ríos de aguas negras que cruzan el camino del tren; las pequeñas -y no tanto- canchas de golf , un popular deporte en Escocia, que se reparten a los costados de la vías; los caballos cubiertos con mantas; y los rebaños de ovejas que pastan tranquilas en el césped perfecto, no dejan lugar más que para el asombro y la curiosidad. (Fotos: Pixabay)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

diecinueve − 7 =