PARQUES NACIONALES

El Parque Los Alerces, joya de la Patagonia, fue declarado Patrimonio Mundial por la Unesco

El Parque alberga un bosque milenario con valor universal excepcional. Ya suman cuatro las áreas protegidas argentinas que gozan de esta denominación, junto a Los Glaciares, Iguazú y Talampaya.

La reserva fue creada en 1937 con el fin de proteger los bosques de alerces, uno de los árboles de mayor longevidad del planeta que a principios del siglo XX estuvo en peligro de extinción. (Fotos: Administración de Parques Nacionales) [ Ver fotogalería ]

El Comité del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), reunido esta semana en Cracovia, incorporó al Parque Nacional Los Alerces, ubicado en la provincia patagónica de Chubut, en la lista de Sitios Patrimonio Mundial.

La distinción de este parquese basa en que alberga un bosque milenario con valor universal excepcional, por ser el alerce la segunda especie viviente más longeva del planeta, y en la particular belleza natural del entorno. Hasta ahora solo tres parques nacionales argentinos tenían esta categoría dada por la Unesco: Los Glaciares (1981), Iguazú (1984) y Talampaya (2000).

Según informó la Administración de Parques Nacionales, Los Alerces es «una pieza clave y fundamental para conservar los ecosistemas boscosos de la porción más austral y oriental de los Bosques Templados Valdivianos, una ecorregión considerada por los científicos como prioritaria y sobresaliente para la conservación a escala mundial«.

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BELLEZA IMPACTANTE

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Los Alerces se encuentra en el noroeste de Chubut, a 50 kilómetros de la ciudad de Esquel y a 25 de Trevelin. Se trata de un sitio ideal para conectarse con la naturaleza, tal como lo hiciera a fines del siglo XIX el viajero y científico Perito Moreno, reconocido en el mundo entero por sus largas travesías en la Patagonia .

El parque tiene una extención de 188.379 hectáreas, de las cuales más de 7.000 protegen los Bosques Milenarios de Alerces (Fitzroya cupressoides), con ejemplares que alcanzan 2.600 años de existencia. Asimismo, el área protegida alberga otras especies amenazadas, como es el caso del huemul, en un entorno de imponentes montañas con hielos y nieves eternas que conmueven los sentidos y manifiestan una majestuosa naturaleza.

La reserva natural se encuentra sobre el límite con el vecino país de Chile y fue creada en 1937 con el fin de proteger los bosques de alerces, uno de los árboles de mayor longevidad del planeta que a principios del siglo XX estuvo en peligro de extinción. Junto a maitenes, cipreses, coihues, arrayanes, notros, calafates y lengas integran la flora andino-patagónica.

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El área protegida posee una cuenca de 14 lagos conectados por diversos ríos y 28 senderos de trekking diferentes pensados para los espíritus más curiosos. Situado a orillas de los espejos Futalaufquen, Verde, Menéndez y Arrayanes -entre los más visitados-, alberga innumerables paisajes naturales que llevaron a calificarlo como uno de los más bellos Parques Nacionales de la Argentina.

Agencias especializadas comercializan las excursiones dentro del área protegida desde la ciudad de Esquel, a unos 38 kilómetros de distancia, o también desde Villa Futalaufquen, situada dentro de la misma reserva, donde se puede recorrer el Centro de Visitantes y una serie de senderos de baja dificultad para conocer los alrededores. Además, hay museo, estación de servicio, cabinas telefónicas, restaurantes, proveedurías, campings, cabañas y hosterías.

En marzo de este año finalizaron las obras sustentables en el emblemático Alerzal, que incluyeron la renovación total del histórico circuito, con nuevos puntos de observación, áreas de descanso y refugio para el visitante, con lo que se mejoró tanto la calidad como la accesibilidad de la experiencia y se potenció el mensaje para generar conciencia ambiental.

Este recorrido exclusivamente pedestre de 2 kilómetros por la selva valdiviana ofrece un sistema de información que incluye 12 grandes paneles interpretativos que destacan la importancia de conservar la biodiversidad, las características especiales de este ambiente y la función de los parques nacionales.

 

VIDA ETERNA

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Entre los atractivos ineludibles de esta visita al Parque Nacional se encuentra el Alerzal Milenario donde se avistan los árboles que le dieron nombre al área protegida y que también son llamados “lahuanes”, en lengua mapuche. Para acceder a los ejemplares de alerces más grandes que existen en la región, se contrata una excursión lacustre que sale del puerto Limonao y hace trasbordo en Puerto Chucao.

El visitante desembarca en el brazo norte del lago Menéndez, desde donde realiza una caminata. Algunos de los ejemplares superan los 75 metros de altura y los 3,5 metros de diámetro, muchos de los cuales poseen una antigüedad mayor a los 3.000 años.

Otros senderos recomendados dentro del Parque son: Cinco Saltos, que accede a los mirados del arroyo Los Pumas; Cerro Alto El Dedal, que requiere unas siete horas de caminata; Lago Krüeger, donde está permitido acampar; Laguna Escondida, un trekking de apenas tres horas; y Cerro Alto El Petiso, de dificultad media.

(Foto: Administración de Parques Nacionales)

 

PINTURAS RUPESTRES

Uno de los senderos de trekking que ofrece el Parque Nacional Los Alerces conduce hasta un conjunto de aleros que conservan las rastros de antiguas culturas originarias. Se trata de pinturas rupestres con motivos geométricos, laberintos y figuras humanas esquemáticas, similares a las encontradas en todo el noroeste de la Patagonia argentina.

Según los estudios realizados en la región, se estima que los primeros aborígenes se instalaron hace más de 3.000 años en el valle del río Desaguadero. Eran grupos de cazadores y recolectores, quienes con huesos de animales y piedras fabricaban boleadoras, puntas de flecha, punzones y artefactos de molienda.

Si bien la denominada Campaña del Desierto de finales del siglo XIX desarticuló muchas de las poblaciones indígenas, aún residen en las zonas aledañas al Parque Nacional diversas familias de la cultura mapuche.

 

UN GLACIAR DIFERENTE

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Entre los circuitos más atractivos que posee el Parque se encuentra el trekking de aventura al Glaciar Torrecillas, una travesía que se desarrolla durante todo el año. Se trata de un ventisquero colgante en retroceso, y al igual que otros glaciares regionales -como el Río Manso, en cercanías de Bariloche (Río Negro)- divide su extensión en un área “limpia” y una lengua inferior “sucia”, producto de los sedimentos.

 

CONSEJOS PARA EL VISITANTE

Dentro del Parque se sugiere al visitante: regresar con los residuos que generó; evitar el corte de ramas o las inscripciones en los árboles; utilizar recipientes para lavar ropa o utensilios; y para hacer fuego utilizar leña seca que esté a mano, en los fogones existentes.

El acceso al Parque Nacional se realiza desde Esquel por Ruta Nacional 259, hasta el empalme con la Ruta Provincial 71 que atraviesa el área protegida de norte a sur. Por este mismo camino se arriba a Villa Futalaufquen, y se conecta con la Ruta Nacional 258 que llega a la ciudad de El Bolsón. Esquel tiene un aeropuerto con vuelos directos desde Buenos Aires (a 1.900 kilómetros).

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| Nota publicada el 7 de julio de 2017

 

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