El África austral se debate entre caza de leones y turismo masificado

En Namibia, Zambia, Zimbabue, Angola y Botsuana se lucha por la conservación de la naturaleza y se intenta permitir que la población se beneficie de la riqueza que proporciona la fauna que les rodea.

El río Zambese, en África austral. (Foto: Jacques Marais / KAZA TFCA) [ Ver fotogalería ]

Ficha

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El ganadero Peter Sibanda es un reflejo del drama de muchos países del sur de África, donde las áreas rurales conviven con zonas protegidas convertidas en destino turístico. Los leones que matan a sus cabras son objeto de admiración por los turistas a los que él mismo conduce por las pistas del Parque Nacional Hwange, en Zimbabue. Cuando Sibanda va a ver a sus cabras por la mañana, se encuentra cuatro animales muertos en su boma, el recinto de madera que protege a los rebaños, pero que en esta ocasión no ha detenido la incursión de una leona.

Más tarde, a solo diez kilómetros, un grupo de turistas viaja cómodamente en un vehículo de asientos acolchados para ver al rey de la sabana. Pronto distinguen un grupo de cuatro leones, descansando a la sombra. Al volante está Peter Sibanda, que acaba de perder cabras por valor de 100 dólares (unos 88 euros), posiblemente bajo las garras de uno de esos depredadores. Sibanda, de 56 años de edad, se gana la vida en un lodge cercano al Parque Nacional Hwange, sin renunciar a la vida rural tradicional. «Es nuestra herencia», dice a la vez que su fuente de ingresos amenaza su forma de vida.

Un safari en la reserva de KAZA, en el sur de África. (Foto: Jacques Marais / KAZA TFCA)


Hwange es el Parque Nacional más grande de Zimbabue, dentro del Área de Conservación Transfronteriza Kavango Zambezi, conocido como KAZA, el área natural protegida más grande del mundo. Engloba a cinco países y ocupa una superficie de 520.000 km2, más grande que España. Abarca 36 parques nacionales e incluye las Cataratas Victorias y el Delta del Okavango, reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En Namibia, Zambia, Zimbabue, Angola y Botsuana se lucha por la conservación de la naturaleza y se intenta permitir que la población se beneficie de la riqueza que proporciona la fauna que les rodea. Por ejemplo participando en las cacerías que atraen a extranjeros dispuestos a pagar miles de dólares. En Botsuana, sin embargo, están prohibidas desde 2014 y por ello muchas comunidades perdieron una importante fuente de ingresos.

Leones en el parque nacional de Hwange, en Zimbabue. (Foto: Julia Ruhnau/dpa)


En Zimbabue la pobreza ha hecho aumentar la caza furtiva, reconoce Enoch Zulu, que dirige una patrulla formada por una decena de jóvenes uniformados y dos perros. Esta pequeña unidad sale cada día para evitar la caza de antílopes para comer o de elefantes para comerciar con marfil. Las inversiones iniciales en el proyecto KAZA se destinaron a infraestructuras y proyectos turísticos. En la fase actual, la atención se centra principalmente en las llamadas áreas de dispersión de la vida salvaje, incluso a través de las fronteras nacionales. En una de estas áreas, en Zambia, se encuentran las cataratas Sioma, un paraíso natural que ha permanecido relativamente al margen del turismo internacional. Zambia es menos turística que, por ejemplo, Botsuana, donde los límites del Parque Nacional de Chobe están repletos de lodges y coches para safaris. Pero al Parque Nacional Sioma Ngwezi apenas llegan visitantes. El proyecto KAZA trata de nivelar este desequilibrio.

Elefantes en Botsuana. (Foto: Jacques Marais / KAZA TFCA)


Información extra

– La mejor época para viajar a KAZA es al comienzo de la estación seca, en primavera, cuando las temperaturas son más soportables que en verano u otoño, y el paisaje sigue siendo verde. Durante la temporada de lluvias, en invierno, pueden producirse fuertes lluvias e inundaciones.

– En los parques nacionales hay una variedad de alojamientos para todos los presupuestos: campamentos de tiendas de campaña (por unos 10 a 40 euros la noche, de 11 a 44 dólares), en los llamados lodges (desde alrededor de 100 euros) o alojamientos de lujo (desde unos 500 euros por noche).

D.S.

 

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