DESTINOS INCREÍBLES

La Costa Brava de España, naturaleza y cultura lejos del turismo masivo

Su interior sorprende con pueblos medievales como Pals, Ullastret y Peratallada, todavía amurallados, mientras restaurantes y alojamientos aprovechan todo este encanto.

Calella de Palafrugell es bastante más tranquilo que lugares más turísticos como Lloret de Mar. [ Ver fotogalería ]

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Por Andreas Drouve

Las escaleras que ascienden desde la playa de la Fosca conducen a otro mundo, alejado de playas repletas de sillas y sombrillas: invitan a recorrer el itinerario del Camí de Ronda, pasando por los restos del castillo medieval de Sant Esteve de Mar, en Palamós. El Camí de Ronda discurre por un paisaje mediterráneo, con pequeñas calas y playas. Es la Costa Brava española, y está a poca distancia de la capital catalana de Barcelona. En la Cala S’Alguer, algunas barcas descansan sobre la playa de guijarros, junto a las casas de pescadores encaladas, con ventanas y puertas de colores.

Un sitio idílico: St. Martí Vell.

Los «castellers» construyen enormes torres humanas.


Daniel Punseti, de 43 años, ayudó a restaurar el Camí de Ronda, destinado a ayudar a los náufragos y a conectar los pueblos costeros, y que acabó siendo transitado por patrullas que vigilaban el contrabando, haciendo la ronda, de ahí su nombre. Detrás de la amplia playa de Castell, el camino sube hasta las ruinas de un poblado ibérico de 2.500 años de antigüedad. Las vistas son excepcionales. Historiador y arqueólogo, Punseti relata la leyenda sobre Cala del Crit, la “playa del grito”: «Aquí, hace siglos, unos piratas querían llevarse a una joven a su barco. Mordió a uno de ellos, que aulló de dolor. A ella le cortaron el cuello para vengarse, y también gritó salvajemente».

El turismo masivo no existe en las playas de Golfet y Port Pelegrí, en Calella de Palafrugell. Y más al norte, tampoco en playas como las de la Gola del Ter, Illa Roja y Racó. El interior de la Costa Brava sorprende con pueblos medievales como Pals, Ullastret y Peratallada, todavía amurallados. Hiedras y rosales se entrecruzan alrededor de las celosías de las ventanas, y las macetas numerosas fachadas. Restaurantes y alojamientos aprovechan todo este encanto.

La playa de Port Pelegrí, en Calella de Palafrugell. 

Una vista del sendero «Camí de Ronda».


Púbol seguiría teniendo una tranquila existencia si un genio llamado Salvador Dalí (1904-1989) no le hubiera dado un castillo a su esposa y musa Gala. A finales de los años sesenta lo compró en ruinas y lo «dalinizó». Es uno de los vértices del Triángulo Dalí, junto a la Casa Museo en Portlligat y el Teatro de Figueres. Elena Moreno dirige una joyería cerca de Torrent y recibe a los clientes en la bodega Mas Oller. En la comarca, la tendencia es claramente hacia los vinos jóvenes y afrutados. Otra bodega local, la Brugarol, ofrece además una arquitectura galardonada con el Premio Pritzker. Els Marrecs de Salt son la agrupación castellera de esta población cercana a Girona. Sus torres humanas alcanzan los diez metros, sustentadas por decenas de personas haciendo la llamada «pinya». Esta tradición catalana forma parte del patrimonio inmaterial de la Unesco.

(*) dpa

 

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