Recuerdos de batallas y esclavitud en el Sur de EE.UU.

Un viaje por Carolina del Sur y Georgia permite visitar muchos sitios que rememoran la guerra civil estadounidense y sus consecuencias.

En Fort Sumter, Charleston, los cañones del siglo XIX todavía están orientados hacia el mar. Foto: U.S. National Park Service / dpa [ Ver fotogalería ]

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Por Chris Melzer (dpa)

Las obras de teatro que se representan antes de llegar a la última cabaña alivian la tensión. La lengua y la cultura que surgieron de la mezcla de los diferentes pueblos africanos se llama «gulla». Incluso los estadounidenses tienen problemas para entender lo que se dice, pero la acción habla por sí misma, por lo que es posible seguir la trama.

También se ven cabañas similares en Atlanta, la metrópolis de los estados del sur. En el History Center, al que se llega fácilmente en autobús, se reconstruyó una plantación al completo. Así los niños aprenden cómo se sembraba el algodón entonces, cómo se trabajaba y quiénes lo hacían. «Queremos mostrar toda la historia del Sur, y eso incluye el oscuro capítulo de la esclavitud«, afirma la guía Joanna Arrieta.

El museo está dedicado a la guerra, con sables, mosquetes, tambores y banderas. Hay libros, relojes y cinturones con agujeros redondos de las balas de entonces, así como material médico. «Con estos serruchos se amputaban después de una batalla a menudo cientos de piernas o brazos. No había anestesia. Suena terrible, pero es la historia que hay que contar«, explica Arrieta.

En todas partes hay escenas representadas con maniquíes, tanto de la guerra como por ejemplo una sala con una mujer de negro que recibe la noticia de la muertes de su marido o hijo. Al visitante le puede resultar extraño, pero la idea es que la exposición sea didáctica para los niños. De hecho, hay muchas cosas que se pueden tocar o probar, como una reproducción de una chaqueta de un uniforme de lana.

Muchos turistas tienen sin embargo otro destino favorito en Atlanta: la casa de Margaret Mitchell, autora de Lo que el viento se llevó, que se encuentra en el centro. La modesta vivienda de madera está dedicada a la escritora que consiguió fama mundial con una obra que empezó a crear tras un accidente de caballo y de atrás para adelante, comenzando por el final.

«En el primer borrador, Scarlett se llamaba Pansey«, señala la guía. «Creo que todos estamos felices de que lo haya cambiado«, añade sonriente. El manuscrito de la película también está en el museo. «Muchas veces viene gente que se poner a representar aquí a los personajes, a veces con lágrimas en los ojos«.

Pese a ganar millones, Mitchell no se mudó del apartamento, frente al cual fue atropellada en 1949 por un borracho. Murió cinco días después, con solo 48 años. Su tumba está en el cercano Oakland Cemetery, donde aparece con su nombre de casada, Margaret Marsh. Las muchas flores y otros homenajes hacen de todos modos imposible no encontrar el sitio.

Mientras que el norte está orgulloso de los retratos de los presidentes en el Monte Rushmore, el sur tiene su propio monolito, bastante más grande, que con el tamaño de un campo de fútbol muestra al presidente Jefferson Davis a caballo con sus mejores generales: Robert Lee y «Stonewall» Jackson. Lo visitan cuatro millones de personas al año, 50.000 solo para el 4 de julio, el Día de la Independencia.

El nacimiento de la Confederación fue en Columbia, capital de Carolina del Sur, en diciembre de 1860. «Aquí la historia está más viva que en el Norte«, afirma el historiador Eric Emerson. «En el Norte los millones de inmigrantes aguaron un poco la memoria. Pero aquí en el Sur tuvieron lugar casi todas las batallas, toda familia perdió seres queridos y una de cada dos casas era un hospital de campaña«.

 

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