«Debe empezarse a calcular el valor económico de la biodiversidad perdida, y los daños que ello conlleva: pérdida de ecosistemas, menor secuestro de carbono, desaparición de flora y fauna nativa, contaminación de recursos hídricos o migración de culturas».

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

seis − cinco =