IGUAZÚ. Describir la belleza de las Cataratas del Iguazú con palabras sería injusto. ¿Cómo definir la sensación –una mezcla de admiración, incredulidad, sorpresa y vértigo– que uno tiene cuando se topa de frente con la Garganta del Diablo, el más espectacular salto de agua del mundo? El Parque Nacional Iguazú puede recorrerse en dos trayectos: el Sendero Verde y el Circuito Inferior. En ambos, se camina por pasarelas en medio de la selva, rodeadas de coloridas flores de extrañas formas, insectos y mariposas que parecen sacados de un cuento de ciencia ficción, sociables coatíes, lagartijas y cientos de cascadas. Algunas de ellas están tan cerca que salpican a los visitantes, como los saltos Bossetti, San Martín y Dos Hermanas. Si bien el parque cuenta con un tren, hay que caminar mucho, por lo que se recomienda llevar calzado cómodo, repelente y protector solar. También se ofrecen excursiones en gomones que se meten debajo de las caídas de agua empapando a los turistas. El paisaje también puede apreciarse desde el lado brasileño, donde las cataratas se ven desde más lejos, pero se obtienen vistas mucho más panorámicas. Allí se organizan actividades divertidas y de poca exigencia física, como arborismo y rappel. Los pasajes a Puerto Iguazú por Aerolíneas Argentinas rondan los $ 1.154 (impuestos incluidos). Para dormir, un hotel de categoría cobra desde $ 500 la habitación doble.

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