En pleno auge del renacimiento y el boato de la corte de Francisco I el valle del Loira se llenó de palacios y castillos. En el de Chenonceaux, que se levanta literalmente sobre el río Cher, Enrique II agasajó a su bella amante Diana de Poitiers, para cuando el rey murió su despechada esposa Catalina de Medicis se hizo con la propiedad vengándose a su manera de la competidora. Hoy la zona es uno de los mayores reclamos turísticos de Francia, enmarcado dentro de la ruta de los castillos de las favoritas de los reyes de Francia, perfecto para recorrer en coche, en bici o en crucero fluvial. Foto: Traveler

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