Asomada al lago Hallstätter See, la pequeña ciudad de Hallstatt conforma un idílico perfil. Su nombre proviene del vocablo céltico Hall, que signidifca sal, sin duda acuñado por la cantidad de minas de sal cercanas a la población. El poco espacio geográfico del que dispone el lago está ocupado por la ciudad, lo que hizo que hasta finales del siglo XIX, cuando se construyó la primera carretera en condiciones atravesando parte de la montaña, la única forma de acceder a Hallstatt fuera por pequeños senderos o en barca por el lago. Sin duda, el lugar perfecto para desconectar del mundo. Foto: Traveler

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