GREYFRIARS, EDIMBURGO. Como no podía ser de otra manera, el cementerio escocés de Greyfriars tiene fama de estar embrujado. Ubicado en pleno centro de la ciudad, justo al lado del también fantasmagórico casco antiguo, es un lugar de paso y de paseo de los muchos “tours del terror” que surcan la ciudad. El fantasma más famoso de este camposanto es el de George Mackenzie, un político con fama de sanguinario al que no le temblaba el pulso. Construido en el siglo XVI todavía conserva intacto su aire medieval y misterioso y esta cargado de anécdotas, siendo la más curiosa la de Bobby, un perro que esperó 14 años a la muerte sobre la tumba de su dueño. Una historia de fidelidad que a los locales les encanta, tanto que el perro además de estar enterrado con su dueño cuenta con una escultura propia en la ciudad.

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