Los últimos seis años han pasado factura a la morfología del Glaciar Stein (Suiza). Si la tendencia de unos veranos más cálidos y secos persiste en las tierras altas, muchos glaciares alpinos podrían perder hasta el 75 por ciento de su masa a finales de este siglo o incluso desaparecer, poniendo en peligro el abastecimiento de agua en la región.

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