En Islandia, la naturaleza manda. En su gran mayoría, la escasa población –unos 320 mil habitantes– se aferra a la costa. Los cuentos de turistas que mueren deambulando por los glaciares son una advertencia. Y las cosas se ponen aun peor en invierno, cuando la luz del día se reduce a un puñado de horas.

Volver a la nota: Relato de un viajero: 36 horas en Reykiavik

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

20 − once =