En Las Vegas la fantasía es algo cotidiano. Es posible casarse con la bendición de Elvis Presley; manejar un Ferrari y montar en una limusina Hummer para 14 pasajeros. Aquí, la ostentación es tan común como lo fue para ‘Bugsy’ Siegel, un mafioso que, atraído por las apuestas legales, abrió el hotel Flamingo en 1946. Foto: Flickr / Smaller

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