Sus ocupantes de todas las épocas han contribuido a modificarla (y hasta deteriorarla) a su antojo. Foto: Darío Silva D’Andrea

Volver a la nota: La Rosada, la casa que nunca estuvo en orden

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

5 × uno =