Techos como trompas de elefantes y veneración del rouge que dejó Jackie Onassis en una copa. Camboya es rara y atrapante. Su capital cicatriza sus heridas y mira hacia el futuro: arquitectura francesa, acervo religioso y producciones propias. Para comenzar: los ocasos sobre el agua, las arañas fritas y la cultura francesa. (Fotos: Perfil)

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