A pie por Malargüe

Los corredores lo dirán después: una de las cosas que destacan de esta carrera es que acceden a sitios que no podrían visitar como simples turistas y que siempre desearon conocer [ Ver fotogalería ]

Si Pincheira lo viera. Si observara que esos cientos de hombres y mujeres están por meterse en una travesía que se extenderá por 100 kilómetros alrededor de las que fueron sus tierras. La carrera Conquista tu Cumbre está por comenzar: esas personas intentarán llegar a la cima del cerro Torrecillas y después seguir, para volver al punto de largada: los Castillos de Pincheira.

Malargüe, la ciudad que tiene a este monumento natural, es el escenario de un desafío que reúne exigencia física con turismo. Los corredores lo dirán después: una de las cosas que destacan de esta carrera es que acceden a sitios que no podrían visitar como simples turistas y que siempre desearon conocer.

De fondo, los Castillos de Pincheira, a 27 kilómetros de la ciudad. Lo de castillo es literal: quedó tallado por acciones erosivas. Y se llama así porque fue usado por José Antonio Pincheira y sus aliados para esconderse: los muchachos escondían los animales que robaban detrás de los castillos para después venderlos.

Unos vivos bárbaros. Acá, cerquita del río Malargüe que atraviesa el paisaje y transforma el paraje en placer para la vista, es la largada. Es viernes y son las 10 AM, siete horas más que en el tema de Charly García. Hay 170 personas. La carrera no es sólo exigencia física: hay que tener también orientación porque el camino no está marcado. Y ganas de recorrer montañas y paisajes. De hecho, la mayoría de los competidores va con una cámara de fotos en la mochila.

A medida que se avanza en el terreno de alta montaña, por increibles filos, valles y neveros de la Cordillera de Los Andes hay que ir pasando por puestos de control para constatar que uno cumplió con el recorrido.

Hay varias categorías: Equipo Mixtos, Equipo Caballeros Menores, Equipo Caballeros Mayores, Individual Caballero Menor (hasta 39 años), Individual Caballero Mayor, Individual Dama y Trek, para los principiantes. Detalles. Hay quienes van con GPS para no perderse y están los que no: hay que saberlo, uno puede extraviarse y caminar horas entre las montañas. Y eso demora la llegada. Para recuperar energías, los corredores hacen paradas a comer y cargan agua en los arroyos y ríos que atraviesan. Entre los competidores hay historias. Como la dupla que forman Raúl Romero y su esposa, Laura. Ellos son de San Martín de los Andes. No terminaron la competición: precisamente porque perdieron el rumbo. “Corremos juntos y nos peleamos más cuando estamos en el medio de la nada que en nuestra casa”, confiesan. Su hijo, Facundo, es una de las estrellas de este tipo de carreras de aventuras. De hecho, triunfó junto con su compañera, Yanina Ferroni en equipos mixtos. Llegaron pasadas las 8 del sábado, es decir, casi 24 horas después de la largada. En el medio hicieron lo que todos: se detuvieron en el campamento en el que debían hacer una parada obligada tras hacer cumbre en el cerro Torrecillas, que está a tres mil metros de altura. Algunos duermen allí, otros están el tiempo mínimo que estipula el reglamento (dos horas) y continúan en busca del primer puesto del podio.

El campamento estuvo en el Puesto Basualto y allí, en plena noche, los corredores mismos se volvieron paisaje: de la montaña con las lucecitas de sus cascos prendidas, como si fueran estrellas que bajan. Facundo Romera y su compañera también se extraviaron: “Después de correr y caminar durante tantas horas, perderse es un golpe anímico terrible. Pensábamos que íbamos a quedar últimos, pero no. Estas carreras son así, es contra vos mismo, contra tu cabeza, que todo el tiempo te dice: ‘abandoná, no podés más’”. La paradoja del placer por el sufrimiento mismo.

Andrés Lucioni, 40 años, ingeniero en sistemas, vive en Lago Puelo, por lo que sabe de qué se trata caminar en esta geografía. Si no ganó, fue porque olvidó pasar por uno de los puestos de control. Está contento igual, porque en general está feliz con su vida: con sus hijas y su esposa habitan una casa de barro que construyeron con sus propias manos y practican la permacultura: un sistema que integra armónicamente la vivienda y el paisaje, ahorrando materiales y produciendo menos desechos. Lo que se observa en la llegada, con los Castillos de Pincheira de fondo, ahora lejos del cerro Torrecillas y el cerro El Morro, los dos lugares en los que hicieron cumbre, son ampollas, pies hinchados, gente con calambres, curitas que circulan, cansancio y las huellas del sol: la cara curtida, la piel roja, el pelo en su peor momento. Claramente esta no es una carrera para coquetos.
Sí para los que, además del deporte, aman recorrer lugares. “Disfruto mucho de los paisajes. Esta vez, por ejemplo, pasamos por una zona yesera, otra petrolera, estuvo muy bueno. Fue impactante el relieve montañoso. En La Angostura, donde vivo, corremos por los lagos, es espectacular”, cuenta Romera.

Los otros viajeros ganadores fueron: Martín Lauhirat/Juan Borzino (equipo caballeros menores), Jorge García Velazco/ Freddy Moccicafredo (caballeros mayores), Andrés Giani (caballero mayor) y Silvia Solari (individual dama).

Si Pincheira lo viera…