Bienvenidos a Ostende

Para algunos, es apenas la continuación de Pinamar. Para otros, es un balneario con identidad propia. Fotogalería.

SENCILLEZ. Más antiguo que Pinamar, el balneario conserva pequeñas casitas de madera y varios hoteles aún atendidos por sus dueños. No obstante, tiene distinción. [ Ver fotogalería ]

Por Analia Melgar (*)

Para algunos, es apenas la continuación de Pinamar. Para otros, es un balneario con identidad propia que, en su calma y estilo relajado, contrasta con el exitismo y el espíritu de modelaje que reina, sobre todo desde hace una década, en Pinamar. Se llama Ostende, nombre dado por Ferdinand Robette y Agustin Poli, sus fundadores belgas, en honor a la otra Ostende, a orillas del Mar del Norte.

Ostende tiene grandes extensiones de arena, dunas y playas donde todavía cabe una lona más donde tirarse a tomar un mate al atardecer. A medio camino entre Pinamar y Valeria del Mar, tiene un estilo algo familiar, en el que además se adivina un aura intelectual, introvertida, meditabunda, algo entre exclusivo, distinguido y melancólico que, otra vez, contrasta con el bullicio frenético de Pinamar.

Los hoteles de la zona generalmente son manejados por sus dueños, que son familias, lo mismo que los pequeños comercios donde comprar el pan, pastas frescas, productos de almacén o el lavadero. Las pequeñas casitas, muchas de construcción sencilla, son buenos refugios para alquilar en verano; y para los ojos curiosos, desde la playa puede verse una edificación inconfundible: una roja casa pergeñada por la imaginación de Clorindo Testa. Así, Ostende está hecho para descansar, leer, hacer vida de relax y, por supuesto, ir a la playa.

El pasado de Ostende se ha perdido por las inclemencias del tiempo. El agua y la arena borraron rastros de esta zona del partido de Pinamar, más antigua que Pinamar misma. De los comienzos de siglo XX queda un refugio de madera, «La Elenita», que construyó el ex presidente Arturo Frondizi, con una perspectiva ecológica de respeto al medio ambiente.

El otro gran protagonista de la historia de Ostende, en la esquina de Biarritz y Cairo, es precisamente el Viejo Hotel Ostende. Construido e inaugurado en 1913, desde sus comienzos debió luchar contra la invasión de la arena. Ganó la batalla, y el lugar se granjeó fama de elegante y acogedor.

Antoine de Saint-Exupéry y Adolfo Bioy Casares se cuentan entre sus ilustres huéspedes, y se entiende que la novela Los que aman odian, de Bioy Casares y Silvina Ocampo, está inspirada en el hotel. La literatura sigue hoy viva allí, donde suelen realizarse charlas, conferencias, reuniones, no sólo en torno a la escritura, sino también a otras artes, como los ciclos de cine junto al mar que el Viejo Ostende organiza en su propia playa.

En el verano de 2013 se cumplirán los cien años de existencia del Viejo Hotel Ostende, ocasión que celebra con precios seductores (desde $ 423 por día por persona, con desayuno, cena y carpa incluidos). Es oportunidad también de elegir dormir en alguno de los cuartos que conserva en su estilo antiguo, con los muebles precisos, sencillos y elegantes. Si no, hay alternativas más modernas, pues los interiores han atravesado intensos procesos de remodelación.

Sin embargo, la sencillez y belleza de sus jardines y áreas comunes mantienen el delicioso y añejo espíritu de “como en casa”, sin las estridencias ni las estudiadas formas de los espacios diseñados por paisajistas. Súmese a estos encantos la piscina, el restaurante y los mimos que se reciben en el parador de la playa, y el destino para las vacaciones de esta temporada ya puede estar casi decidido.

 

RECUERDOS DEL VIEJO GLAMOUR DE OSTENDE EN FOTOS

 

(*) Nota publicada el sábado 17 de noviembre de 2012 en el suplemento Turismo del Diario PERFIL.

 

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