Eco-hoteles, más que una moda

Preservan el bioma en el que están emplazados y son una tendencia que requiere ingenio y sensibilidad.

Los huéspedes de Don Enrique Lodge reciben normas de conducta y charlas sobre cuidado del medio ambiente para que luego las implementen en sus hogares. Un ecohotel es tan cómodo como el tradicional. Foto: Cedoc Perfil [ Ver fotogalería ]

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Por Laura Blanco. Diario PERFIL

Fabianne nació en Camerún; cuando conoció a Juan, un militante ecologista, juntos decidieron abrir una posada “verde” en Tafí del Valle. Similar es la historia de Marcelo Deipola, quien junto a su hermano inauguró Jelú, un “eco-hotel” en medio de la cordillera de los Andes, en Mendoza, o de Alejandro Avampini, un fotógrafo de ballenas que se enamoró de Puerto Pirámides y no dudó en abrir una hostería ecológica en ese paraíso.

La idea que empezó como un sueño alocado hoy se replica en otros destinos del país. Son amantes de la naturaleza, interesados en tecnologías alternativas (aún no del todo difundidas en nuestro país), preocupados por cuidar nuestro planeta: todos vieron crecer sus emprendimientos e hicieron sus propios negocios sin talar un solo árbol.

En la Argentina, el turismo verde ha venido ganando espacio en la última década; tanto es así que ya existe un reglamento y una certificación para los hoteles que integran esta tendencia. Para ser considerado ecológico, un hotel debe cumplir con ciertos parámetros relacionados con la emisión de dióxido de carbono, el consumo de agua y el cuidado del ecosistema.

Los hoteles ecológicos se caracterizan por utilizar sistemas de energía alternativa, como paneles solares, que no producen ningún tipo de contaminación ambiental, y realizan una división de aguas grises (reutilizadas para el riego) y negras (tratadas en cámaras sépticas). Utilizan productos de limpieza biodegradables y lámparas de bajo consumo, y separan los residuos.

Desde el diseño, Del Nómade Ecohostería ya se pensó como un ecohotel. Tiene grandes ventanales que permiten no encender la luz durante el día, y los muebles están hechos con maderas de árboles caídos. Se cocina en horno solar y en verano se refrigera con el mismo sistema de losa radiante del invierno”, cuenta su dueño.

En Inti Watana, de Fabianne y Juan, “hay una huerta orgánica que utiliza un compost de desechos orgánicos y guano de nuestros caballos”. Claro que no todos tienen la posibilidad de instalar paneles solares en sus hoteles (algo bastante costoso), y mucho menos de construir desde cero siendo eco-friendly.

En el país hay hoteles de muchos años que se muestran reticentes a incorporar nuevos conceptos, ya que los ven como una cuestión marketinera, como una moda que en cinco años ya no se usará más”, explica Juan José Galeano, secretario ejecutivo de la Red de Turismo Responsable. Y agrega: “Pero también hay una falta de conocimiento enorme. No es necesario poner paneles solares y gastarse un dineral. Con pequeñas políticas y normas alcanza; por ejemplo, utilizando papelería certificada, es decir, papel que no provenga de un bosque nativo. Y sale lo mismo”.

 

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