Llegan los pingüinos a la reserva natural de Punta Tombo

El «Area Natural Protegida Punta Tombo», ubicada 100 kilómetros al sur de Trelew, ofrece la posibilidad de convivir en su hábitat natural con los pingüinos.

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Ficha

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Como ocurre cada año en vísperas del inicio de la primavera, las aves nadadoras llegan a las costas chubutenses para cumplir con el ciclo vital de reproducirse, incubar, adiestrar a los pichones y, en el caso de los juveniles, cambiar el plumaje que los convierte en adultos llegando a tener, sobre el final de la temporada, más de un millón de ejemplares.

El «Area Natural Protegida Punta Tombo», ubicada 100 kilómetros al sur de esta capital provincial, ofrece la posibilidad de convivir en su hábitat natural con los pingüinos con la característica de poder hacerlo en clima templado, ya que si bien es una especie que vinculamos con la nieve, en este caso anida entre las matas achaparradas de Punta Tombo desde la primavera hasta superado el verano, de manera que su contemplación se hace con ropa liviana y en medio de temperaturas no hostiles. Además de estar en medio de la población de estas simpáticas aves, los visitantes pueden disfrutar del paisaje, la flora y la fauna autóctona desde una perspectiva diferente y cercana.

Punta Tombo cuenta con un Centro de Interpretación que se encuentra en un amplio edificio, de casi 3.000 metros cuadrados, que permite entre otros aspectos que los turistas entiendan y conozcan las características de la vida de los pingüinos. «Es muy interesante para los turistas conocer el contexto natural de Punta Tombo porque hay otras especies autóctonas de la estepa como guanacos, peludos, maras, el ñandú petiso o choique y los zorros grises» describió Zonza Nigro a Télam.

Punta Tombo es un peñón rocoso de tres kilómetros de largo por 600 metros de ancho que se introduce con forma de cuña en el Atlántico, hacia el que todos los años llegan los ejemplares de “Spheniscus Magallanes” para constituir la colonia reproductiva.
Estas aves son expertas nadadoras y se pueden ver desde la parte alta del despeñadero pues las aguas cristalinas permiten observar los desplazamientos de estos ejemplares de plumaje blanco y negro que miden hasta 50 centímetros y llegan a pesar cinco kilos. Las aves que arriban a estas costas patagónicas permanecen hasta abril donde se reproducen, crían a los pichones y los adiestran. En la etapa de mayor población esa pequeña franja de tierra se observa “perforada” por los nidos.

Los pingüinos llegan de una extenuante migración que arranca frente a las costas de Brasil, y uno de los principales temores que hay respecto a su preservación es la falta de alimentación producto del mayor esfuerzo pesquero y de las manchas de petróleo. En coincidencia con el inicio de la temporada, la municipalidad de Trelew, que es la ciudad mas cercana para el alojamiento turístico, realizará la «carrera del pingüino» y una competencia de regularidad que comienza en esa ciudad y termina en Punta Tombo, con un recorrido total de 118 kilómetros.

 

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