República Dominicana, un sueño dorado

La provincia Puerto Plata, en la costa norte de la isla La Española, es el nuevo emprendimiento turístico del primer país que pisó Colón en el Nuevo Mundo.

La provincia Puerto Plata, en la costa norte de la isla La Española, es el nuevo emprendimiento turístico del primer país que pisó Colón en el Nuevo Mundo. Suma aventuras al hospedaje de categoría internacional: nado con animales, exploraciones selváticas, fortalezas y buen ron. Foto: Cedoc Perfil [ Ver fotogalería ]

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Por Paulina Maldonado, desde República Dominicana (Diario PERFIL)

El turista ruso mide cerca de un metro ochenta y tiene un abdomen prominente que hace que le resulte difícil ajustarse el chaleco salvavidas. Se sumerge en la laguna artificial con 65 millones de litros de agua de mar procesada (dicen que es la más grande de su tipo en todo el mundo) y espera atento las indicaciones de los instructores. Cuando aparecen los delfines, dos de los 19 ejemplares entrenados que hay en el lugar, su cara de terror preocupa a todos.

Cuesta creer que con semejante tamaño se sienta intimidado. Sin embargo, él se mantiene firme y se deja llevar. Extiende sus brazos y se sostiene de las aletas dejando que lo trasladen como si fuera Neptuno, el rey del mar. Durante media hora, se entrega y juega el juego de abrazarse con los delfines, bailar con ellos, y hasta se anima a restarles sus mejillas para que le den un beso. Cuando sale del agua, extiende la mano a uno de los instructores y le dice: “Muchísimas gracias. Acabo de vivir la experiencia más increíble de mi vida”. Viajar es acumular experiencias, momentos únicos que nos acompañarán por el resto de nuestros días.

Los folletos dicen que Puerto Plata es la novia del Atlántico y “garantizan” que con sólo pasar un día en esta zona de República Dominicana uno se lleva cien recuerdos. Más allá de la exageración marketinera para tentar a los turistas, en ese punto esta ciudad y sus playas de la zona de Bahía Dorada no defraudan. Porque si bien la mayoría de los viajeros que decide instalarse en alguno de los complejos all inclusive de la zona no pretende más experiencias que la de disfrutar de sus playas, que ofrecen una versión más natural y menos estandarizada que la popular Punta Cana, lo bueno de esta área de Dominicana es que ofrece buenas alternativas para turistas más inquietos.

Una de las opciones más atractivas es nadar con delfines. Esto es posible en Ocean World Adventure Park, un parque acuático que se destaca porque se puede interactuar con la gran mayoría de los animales: rayas, leones marinos y hasta tiburones. “Todos los programas son muy seguros. Es más probable que se resbale en el baño de su casa a que le pase algo con alguno de los animales”, asegura el holandés Kees de Groot, director zoológico del lugar. Otra experiencia que vale la pena es subirse al teleférico –único del Caribe, construido en 1974– para ascender al monte Isabel Torres, a 800 metros sobre el nivel del mar. Desde allí se puede apreciar una vista panorámica de la ciudad, además de una vegetación verde intensa y tupida que incluye distintos tipos de pinos y de palmeras, plantas de limón dulce y orquídeas. En la cima hay una réplica, a menor escala, del Cristo Redentor de Río de Janeiro, regalo que llegó desde Brasil. Está abierto todos los días de 9 a 17 y la entrada cuesta US$ 10.

Detrás del monte Isabel Torres se encuentra la mina de ámbar más grande de ominicana, donde se filmó parte de la película Jurassic Park I. Y si hablamos de atesorar momentos inolvidables, el recuerdo de una boda en la playa tal vez sea uno de los mejores. Eso buscaban Carmine, una dominicana, y su novio Tom, canadiense. “La ceremonia se realizó a las cinco de la tarde, con una banda en vivo yambientación típica el Caribe con adornos de cocos con flores y una alfombra de plumas blancas sobre la arena. La novia pidió que en la recepción dentro del hotel colocáramos una planta de bananas natural, con sus bananas”, explica Massiel Padilla, la wedding planner. Pero eso no fue lo más extraño que le pidieron hubo una pareja noruega que soñaba llegar a la playa en un carruaje tirado por caballos blancos. “No conseguíamos ejemplares de ese color, finalmente, a quince días del evento encontré unos blancos, pero eran animales de carga. Tuvimos que recuperarlos, hacerlos engordar, y hasta un estilista les colocó pelo en la cola y en la cresta para que se vieran más espectaculares”, recuerda Massiel entre risas.

Las comidas y los tragos son también recuerdos imborrables que perduran después de un viaje. En el caso de Dominicana, la bebida que hay que probar y disfrutar es el ron. Para eso, nada mejor que una recorrida por la fábrica Brugal (gratis y con degustaciones). Esta empresa es la tercera productora de ron del mundo: elaboran 300 mil litros por día y exportan a cuarenta países.

“A los argentinos les gusta mucho el ron”, asegura José, uno de los guías. Y explica que, si bien todos los tipos de ron se realizan de manera tradicional y en base a caña de azúcar, el blanco es el que se utiliza para el clásico mojito, el mezcla es ideal para tragos como el Cuba Libre (ron más Coca-Cola) y el añejo es preferible consumirlo puro. Antes de despedirse, regala la lista de ingredientes de un trago que nunca falla: pulpa de maracuyá, un toque de limón, ron y yerba buena. A quienes les gusta la historia y los cuentos de piratas, los relatos que recogerán en uno de los puntos más atractivos de la provincia, el Fuerte de San Felipe, les asegurarán dosis de fantasías. Se trata de una fortaleza de piedra del siglo XVI, construida como defensa contra los ataques de ingleses y franceses.

Otra experiencia en amplio desarrollo es el Outback Safari, un paseo en camionetas 4 x 4 para visitar comunidades auctóctonas en la selva. Además, recorrer el pequeño centro histórico, con las clásicas casas de estilo victoriano, de madera y pintadas de colores pastel. Aunque sea las más típica y la menos aventurera, la experiencia de tomar un trago tirado en una de las reposeras disfrutando de todos los atractivos de postal caribeña (mar turquesa y tibio, playas de arena fina y palmeras en cantidad) también es algo que vale la pena vivir, y recordar, para que ese momento único dure el mayor tiempo posible.

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