NATURALEZA y MEDIOAMBIENTE

Los monos dorados, desconocidos dueños del corazón africano

Habitan únicamente en la frontera entre Ruanda, Uganda y la República Democrática del Congo.

Un ejemplar de mono dorado en las montañas de Virunga. Foto: dpa [ Ver fotogalería ]

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En los espesos bosques de las montañas Virunga, una cadena de volcanes en el África oriental, las mañanas son ajetreadas. Un grupo de pequeños primates se mueve como fuera de sí entre la maleza, trepando, saltando de árbol a árbol y masticando jugosas hojas. Pero pocos saben que los protagonistas de este espectáculo matinal son una de las especies de primates más raras del mundo: los monos dorados (Cercopithecus kandti), que habitan únicamente en la frontera entre Ruanda, Uganda y la República Democrática del Congo.

Para los amantes de la naturaleza, la región es conocida principalmente como el hogar de los últimos gorilas de montaña en libertad, que luchan en estas selvas por la supervivencia de su especie. Ellos son los verdaderos reyes de las Virunga y, a su lado, los juguetones monos dorados parecen una especie de bufones de la corte. Sin embargo, en los últimos años han llamado la atención de los investigadores de primates, pues hasta hace poco apenas se sabía nada de las costumbres y la población de estos langures.

«Estos monos ya estaban aquí cuando se creó el Parque Nacional de los Volcanes en Ruanda, y eso fue en 1925«, señala Loyce Gashumba mientras guía a un grupo de turistas. «Pero en aquel entonces, nadie se interesó por ellos«. Y lo mismo opina el experto Deogratias Tuyisingize, que recoge datos para el Dian Fossey Gorilla Fund. «Los monos dorados son como un tesoro que durante décadas pasó desapercibido hasta que en los años 80 llamaron la atención de los científicos«.

Pronto quedó claro que si no se había nada para protegerlos, esta especie única que sólo habita en una pequeña región del África oriental podría extinguirse en poco tiempo. Así, a comienzos de los años 90 el Cercopithecus kandti pasó a engrosar la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Hoy en día se calcula que en Ruanda existen unos 3.500 ejemplares. «Frente al recuento de 2007, esta cifra supone un retroceso de en torno a un 20 por ciento, lo que posiblemente se derive de la pérdida de su hábitat«, explica Tuyisingize. A ellos se suma una población de unos 1.000 monos dorados en Uganda, pero sigue sin estar claro si la especie sobrevive en la parte congoleña de las Virunga. «Allí nunca se ha realizado un estudio, pero no creo que haya muchos: en los bosques congoleños hay muchos cazadores que los matan para vender su carne«.

Estos monos de rasgos marcados y pelo extraordinario llegan a vivir hasta 25 años. Las hembras traen al mundo entre cuatro y seis crías, que durante los dos primeros años y medio de vida dependen totalmente de sus madres. Se alimentan preferiblemente de brotes de bambú, aunque también comen tubérculos y hojas. Y en esa búsqueda de alimento transcurre la mayor parte de su día. Por las noches, trepan a los árboles y duermen sobre las ramas más resistentes.

Y según afirma, el número de personas que se interesan por estos monos dorados no ha dejado de crecer desde 2003: «Al principio venían 20 turistas por semana, mientras que hoy son con frecuencia 20 al día«. Algo que no sorprende, pues acceder al lugar donde habitan no sólo es mucho más cómodo que las varias horas de ascenso necesarias para contemplar a los gorilas de montaña, sino que además es mucho más barato. El permiso cuesta 100 dólares (78 euros), mientras que para ver a los gorilas hay que pagar 750 dólares.

Pero, ¿qué es lo que fascina a los investigadores como Tuyisingize de estos monos? «Soy ecologista, y los monos dorados endémicos de las Virunga están en peligro de extinción. Podrían desaparecer de nuestro planeta si no les ayudamos«, explica. Además, el dinero que Ruanda recauda gracias al ecoturismo y las excursiones para ver primates sirve para impulsar la economía del país, que aún sigue recuperándose del genocidio de 1994. Aunque lo más importante, afirma el experto, es que los monos dorados son unos animales de lo más carismático.

 

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