NUEVO MEXICO / EE.UU.

El Malpaís, un increíble submundo de lava

Una hora al oeste de Albuquerque, un mar petrificado de basalto volcánico dibujó una fantasmagórica red de cuevas subterráneas que se visitan.

El Malpaís es como un libro abierto de las fuerzas magmáticas del planeta. Foto: The New York Times / Perfil [ Ver fotogalería ]

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Por Michael Benanav (The New York Times / Travel)

En la cueva está totalmente oscuro y los techos son dentados. Es fácil cortarse la cabeza o incluso quedar noqueado”, sugirió Antonio Sandoval, el guía del Centro de Visitantes Noroeste Nuevo México. Los US$ 8 del alquiler de un casco antigolpes para ingresar al Monumento Nacional El Malpaís entonces lo valen.

Este es el nombre coloquial del campo volcánico Zuni-Bandera, un mar petrificado de basalto enrollado en hebras que recorre más de 40 hectáreas, una hora al oeste de Albuquerque. Cinco notables río de lava yacen al pie y en la cima del campo, en algunos tramos de 145 metros de espesor.

Para los geólogos, El Malpaís es un paraíso accidentado. Una de las corrientes de lava más jóvenes del mundo brotó aquí al menos hace 2.500 años y ejemplifica una de las más prístinas formaciones de lava sobre el planeta. Las erupciones más antiguas de la superficie continental de los Estados Unidos datan de 115 mil años y despliegan una red subterránea de tubos a lo largo de 27 kilómetros.

El Malpaís es como un libro abierto de las fuerzas magmáticas del planeta. Como la mayor parte del campo de lava está dentro del monumento nacional, parte de él y el área circundante, incluyendo los peñascos esculpidos del Este y la cadena de Cráteres del Sur, están protegidos dentro del Área de Conservación Nacional El Malpaís.

Entre 2010 y 2013, el ingreso estuvo restringido para proteger a los murciélagos del síndrome de nariz blanca, una enfermedad asociada a un hongo que impide a los murciélagos hibernar: los despierta tempranamente, cuando aún no hay insectos para que se alimentes, y mueren por desnutrición.

Sandoval dijo que las cuevas Big Skylight y Giant Ice, ambas en la zona de los Grandes Tubos, no eran tan difíciles; el mayor desafío sería descender al tramo de lava que corría entre ambas. Las otras dos cuevas abiertas al público están justo fuera de la autopista 53. “La cueva Junction es fácil, pero Xenolith es mucho más difícil”, aclaró el guía.

Empecé con Junction, luego de calzarme guantes en las manos y una luz frontal en el casco. Esta y las demás no son túneles cabalmente hablando, sino cavidades de basalto que se solidificaron cuando la lava se enfrió. En el interior la oscuridad es total.

Para acceder a Big Skylight y Giant Ice, en el área Big Tubes, hay que dirigirse hacia la zona de Bandera Cráter y luego caminar por un suelo de lava fangosa que está cubierto por un “bosque pigmeo” de árboles (sobre todo pinos azules y ponderosa) viejísimos, ya que algunos datan del año 719.

El nombre de Giant Ice proviene del hielo que permanece gran parte del año en los sectores más profundos. Big Skylight, a su turno, fue bautizada así por el enorme agujero en el techo del tubo de lava, por donde ingresa un haz de luz que hizo crecer musgo color esmeralda que, junto al depósito de minerales, relumbra con gotas de oro y plata. Hay tramos donde el tubo se ensancha tanto que podría caber un auto y no puede dejar de verse como un pasaje a un reino subterráneo.

El campamentismo salvaje está permitido fuera del Backcountry Byway, un camino al oeste y sur de El Malpaís, que flanquea una cadena de volcanes que entraron en erupción hace 600 mil años. si se anima a continuar por esa ruta precaria, llegará a un ecosistema que a su turno la lava rodeó, pero sin cubrirlo, conocido como Agujero en la Pared. Conviene regresar por la autopista 117.-

 

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