PRIMAVERA EN BUENOS AIRES

Un paseo literario en el mundo acuático del Delta

Pese a la animación que reina, entre hoteles y lanchas de fin de semana, basta alejarse del centro del Tigre para redescubrir un mundo natural inspirador de escritores y poetas. Una «Venecia fluvial» a las puertas de Buenos Aires.

Foto: tigre.gov.ar [ Ver fotogalería ]

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| Nota publicada el 1 de octubre de 2017

A las puertas de Buenos Aires perdura un universo de islas y agua que reúne a los porteños en busca de descanso y diversión para el fin de semana, pero también es y ha sido fuente de inspiración literaria a lo largo de más de un siglo. Ese mundo es el Delta del Paraná, donde el gran río sudamericano, que fluye a través de Brasil, Paraguay y la Argentina, desemboca finalmente en el Río de la Plata, al que le da su característico «color de león» gracias a los sedimentos que arrastra desde las regiones tropicales del norte.

Este Delta y su laberinto de islas es uno de los más grandes del mundo. Pero pese a la animación que reina en sus brazos principales, entre hoteles y lanchas de fin de semana, basta alejarse del centro del bullicio para redescubrir ese mundo natural inspirador de escritores y poetas.

Por aquí pasaron prácticamente todos los grandes nombres de la literatura argentina, de Jorge Luis Borges a Manuel Mujica Láinez, de Victoria Ocampo a Horacio Quiroga, de Oliverio Girondo a Roberto Arlt, que trazó incluso unas «Aguafuertes del Delta» con estampas de esta particular Venecia fluvial.

Pero algunos escritores se arraigaron especialmente entre los riachos e islas, cuando el Delta -vecino a la localidad de Tigre- no era todavía un punto turístico muy desarrollado, sino un refugio bohemio de artistas donde perduraban ancestrales costumbres vinculadas a la vida en el agua: desde la iglesia-barco hasta las lanchas-despensa, que aún hoy siguen siendo la fuente de provisión de los alimentos para los residentes en las islas.

Aquí se conserva -y es la primera escala de los paseos literarios que promueve el municipio de Tigre junto con la asociación de guías locales- la réplica de la casa donde vivió Domingo Faustino Sarmiento, presidente, escritor y en cierto modo el «inventor» del Delta tal como se lo conoció durante todo el siglo XX. «De las 15.000 páginas que escribió, 50 corresponden al ‘El Carapachay’, donde el prócer plasmó su visión de las islas«, cuenta Susana Bruzzone, guía de la Casa Museo Sarmiento.

Sarmiento vio esta zona sobre todo como un área productiva y la imaginó poblada por inmigrantes del norte de Europa. Fue el primero en plantar una varilla de mimbre, promoviendo también la plantación de frutales que durante muchos años fueron una de las actividades principales en las islas, modificando para siempre el paisaje con la introducción de especies exóticas. Su casa perdura hoy, protegida bajo una suerte de «campana» de cristal, como un museo donde se evoca la relación de Sarmiento con el Delta.

Estos paisajes de verde selva, entre islas que tienen forma de plato hondo invertido -más altas en el borde, más bajas en el interior- atrajeron también a Marcos Sastre, que describió la fauna y flora de Delta, con un tono entre lírico y científico, en su obra «El Tempe argentino», un best-seller de millones de ejemplares leído por generaciones de alumnos en las escuelas argentinas.

Más recientemente, el Delta fue el gran escenario de Haroldo Conti en su novela «Sudeste». Alguna vez el narrador lo contó así: «Me fui metiendo muy adentro de un determinado mundo, fui conociendo la gente de la costa, los isleños, la gente de barcos. Y con toda naturalidad, mientras construía un barco, surgió ‘Sudeste’«.

La casa del escritor, cercana a la estación fluvial de Tigre, preserva libros, instrumentos de navegación y otros objetos de Conti, que fuera secuestrado y desaparecido en 1976 por la última dictadura que gobernó en la Argentina (1976-1983). Amigo de Conti fue también Rodolfo Walsh, también desaparecido, considerado creador del género de no ficción antes de Truman Capote y precursor del Nuevo Periodismo, quien alquilara aquí dos casas y buscara entre las aguas del río un refugio para escribir.

Una de las casas de Walsh, «El Edén», sobre el río Carapachay, es hoy una propiedad privada cuyos dueños rinden homenaje al escritor y su última pareja con una placa y dos árboles que llevan sus nombres. Y aunque hoy está cerrado y ya no se visita, también el Delta se encuentra la hostería El Tropezón, inaugurada a principios de 1928 y escenario del suicidio del escritor Leopoldo Lugones, pionero de la ciencia ficción en la literatura argentina.

 

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