El nuevo «Ecce Homo» atrae a miles de turistas

El pueblo de Borja (España) todavía no sale de su asombro por el alcance mediático de la «restauración» del cuadro.

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Miles de ciudadanos participaron en las fiestas de San Bartolomé en el santuario de Nuestra Señora de la Misericordia, una una pequeña iglesia sita en una hospedería del siglo XVI, propiedad del Hospital Sancti Spíritus del pequeño pueblo español de Borja (Zaragoza). Decenas de ellos hicieron fila pacientemente para fotografiarse con la pintura del Ecce Homo «restaurado», que ya dio la vuelta al mundo. El lugar está siendo visitado por numerosos medios de comunicación, muchos extranjeros, pero también de muchos curiosos que quieren inmortalizar su imagen junto a la que ya se conoce como «la peor restauración artística de la historia», realizada por una vecina del pueblo.

Borja (situado a 63 km de Zaragoza; http://www.borja.es/) es un pueblo con una gran vida cultural, lleno de artistas y en el que actualmente hay 4 exposiciones a la vez, según explica el concejal de Cultura. En él se llevan a cabo, además, varios festivales religiosos y culturales. Cuenta con unos 5.000 habitantes que viven sobre todo de la agricultura, fundamentalmente de los viñedos de la denominación de origen «Campo de Borja».

Arquitectónicamente, esta pequeña ciudad a orillas de la fértil huerta del río Huecha posee la ex colegiata de Santa María, en la que se entremezclan estilos muy diversos que se extienden del siglo XII al XIX. Sus dos torres-campanario se asemejan bastante, pero una es mudéjar y la otra clasicista. Vale la pena entrar para ver el retablo dedicado a santo Domingo y el órgano del siglo XVI, hecho en nogal. En la sacristía se exhiben quince tablas de la época gótica. La casa consistorial es de estilo renacentista aragonés y preside una bella plaza que constituye el centro de la población.  Desde la ciudad se puede tomar una carretera local, muy empinada, que conduce al Santuario de Misericordia, en las cercanías del pueblo de El Buste, a unos 800 metros de altitud.

El paisaje apacible y espiritual que ofrece normalmente esta localidad contrasta con la algarabía provocada en los últimos días ante la «peor restauración de la historia del arte». Tanta es la expectación provocada, que el Ayuntamiento de Borja contrató a un guardia de seguridad y colocó un cordón a un metro y medio de distancia de la pintura, para salvaguardar su estado y evitar que los curiosos se acerquen demasiado e intenten tocarla. Las autoridades explicaron que la medida servirá «para que la gente no se apelotone y hemos puesto un guardia de seguridad para que la visita se desarrolle sin aglomeraciones y con respeto».

La pintura se volvió una verdadera «celebridad», como si se tratase de la mismísima «Gioconda» o de «La Maja Desnuda». El alcalde del pueblo, Francisco Miguel Arilla, explicó que desde el jueves se está acercando mucha gente al santuario, gente procedente incluso de otros países que viajan hasta allí para ver lo que una anciana hizo «con todo el cariño del mundo» en «una obra pequeña y sin valor, que no está ni catalogada».

A pesar de ser una obra sin gran importancia, y que tampoco forma parte de ningún conjunto pictórico ni retablo, el pueblo lamenta el destrozo de la pieza, que sí tenía cierto valor sentimental. “La familia solía venir aquí a pasar las vacaciones. Durante un verano el artista realizó el retrato y lo legó al pueblo”, explicó el concejal del lugar al diario El País.

La persona que realizó la intervención sobre la pintura (firmada por Elías García Martínez) es una mujer muy mayor, “con una vida difícil”, con un hijo discapacitado de 60 años a su cargo y que, con la mejor intención entró en la iglesia y decidió “por su cuenta y riesgo” reparar la obra. En su empeño, la «destrozó». En medio de todo el revuelo, con la ciudad en el punto de mira de medio mundo, los vecinos disfrutan ahora de un fin de semana festivo, con la danza tradicional como protagonista y con comidas populares en las calles. Celebran, además, que la anciana Cecilia, de salud frágil y buen corazón, consiguiera algo que no se había logrado nunca: que la pequeña ciudad de Borja fuera tapa de los diarios de todo el mundo.

 

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