Por Barcelona a pie y sin rumbo fijo
La mejor manera de conocerla es escuchar el ritmo propio de cada barrio y perderse. Fotogalería
antoni GAUDI. El arquitecto dejó su prolífero legado en La Pedrera (arriba, calle Provença, 261, entrada € 16,50). Cerca, Casa Batlló (Av. Passeig de Gràcia, entrada € 20,35). Foto: Diario Perfil [ Ver fotogalería ]
Por Verónica Mariani (*)
Todos queremos tener un amigo que viva en Barcelona para que nos revele los secretos de la ciudad y nos dé las llaves que nos hagan dueños de ese paraíso catalán. Queremos estar muy lejos del estereotipo de turista que hace la cola para entrar a la Casa Batlló del catalán Antoni Gaudí, entre otras grandes obras del genial arquitecto modernista. Pero no todos tenemos esa suerte. ¿Y qué pasa si este plan A no es viable?
Mapa en el bolsillo
La primera consigna para vivir una Barcelona auténtica es dejar el mapa bien doblado en el bolsillo. Y caminar mucho. Sin rumbo, sin norte, simplemente dejarse llevar por las calles angostas del Gótico o las prolijas veredas de Gracia. La ciudad es lo suficientemente grande para acomodar todo tipo de diversión, puntos de interés y focos de diseño y compras, pero también es lo suficientemente chica para organizarla por tramos y descubrirla casi entera en pocos días. La clave está en dejarse llevar por los estímulos y tener algunas puntas anotadas, para no perderse determinadas sorpresas, las preferidas por los locales.
Los colores del Born
La zona Born se encuentra entre la Via Laietana y el Passeig de Picasso (las estaciones de metro más cercanas son Jaume I y Barceloneta). Pertenece al barrio Gótico, por eso tiene la misma estirpe medieval. Sus calles son muy angostas, hasta oscuras, pero no carece de color y diversidad. La cantidad de arte callejero que hay sorprende y es, sin dudas, el pulso artístico de la ciudad.
En el Born vale la pena visitar la tienda de lanas All You Knit is Love (Barra de Ferro 8), donde además se dictan cursos de tejido y crochet para el viajero con ganas de meterse en la rutina barcelonesa y aprender o practicar su habilidad; WaWas (Carders 14), la tienda de souvenirs y diseño inspirado en Barcelona, donde nos sorprenden muy geniales bolsas reusables, vajilla con impresiones de menús típicos de tapas y bailaoras sevillanas, libros de arte y fotografía de la ciudad y muchas cosas más; y el famoso Xampanyet (Carrer de Montcada 22), muy próximo al Museu Picasso, donde se imponen las botellas de xampanyet (vino gasificado), los jamones ibéricos y los pinchos que tientan desde la barra. Acá hay un gran clima, y justamente por eso conviene llegar temprano para asegurarse alguna mesa con sillas o mesa alta donde apoyar los tragos y las tapas.
Comer en los mercados
El mercado Sant Josep de La Boquería (Rambla 91) no necesita presentación, sólo tiempo para pasearlo, paciencia para esquivar otros turistas y la cámara bien firme en mano, porque cada puesto es una postal.
Se acostumbra comprar licuados y frutas frescas ya listas para comer, embutidos cerrados al vacío para llevar en la valija (cien gramos de jamón ibérico por un €), y todo tipo de verduras, hortalizas, condimentos y alimentos de todos los continentes. Dato de color: en “Aula Boquería” se ofrecen cursos brindados por chefs y especialistas del mundo gastronómico.
Para los que prefieren evitar la masa políglota de La Boquería, pueden optar por visitar y almorzar en el Mercat Santa Caterina (Av. Francesc Cambó 16), un mercado remodelado que impacta por su arquitectura, obra de Enric Miralles y Benedetta Tagliablue. Su cubierta ondulada de mosaico colorido fue diseñada por el artista Toni Comella.
Santa Caterina es concurrido por vecinas con sus changuitos, estudiantes que residen en la zona y algún que otro viajero que escuchó que era bueno. Es de aspecto más prolijo y hay quienes lo comparan con el Mercado San Miguel de Madrid.
Las gracias de Gràcia
Las estaciones de metro Fontana y Joanic delimitan de cierta manera el área de Gràcia, un barrio más residencial y prolijo, con grandes restaurantes, panaderías, bodegones y tiendas de diseño de todo tipo. Los platos fuertes están en Carrer d’Asturiés y Carrer de Verdi, dos semipeatonales repletas de negocios llamativos, originales y con precios lógicos.
Acá destacamos la panadería orgánica Reykjavik Bakarí Forn de Pa (Astúries 20) de temple austero y sabores irresistibles; el multimarca Olokuti (Astúries 38), lleno de propuestas de diseñadores emergentes que comulgan con la producción y el consumo responsable (hay ropa, libros, papelería, arte, sector de chicos y hasta productos de almacén); Merengue (Plaza de la Vila Gracia 18, tienda 2), un espacio logrado con productos ciento por ciento hechos a mano por diseñadores independientes y artistas; y Be House (Bonavista 7), un emporio del consumo pop. Otra Barcelona, fuera de los folletos.
FOTOGALERÍA: COLORES Y SABORES DE BARCELONA
(*) Nota publicada en el Diario Perfil el sábado 1 de diciembre de 2012