Nono, la tierra elegida por los hippies
En las sierras cordobesas uno encuentra la tranquilidad. Fotos.
El camino a Las Calles. Foto: Ramón Indart. [ Ver fotogalería ]
Por Ramón Indart, desde Nono
Cuando uno llega a Nono, Córdoba, no se encuentra necesariamente con cordobeses. Gente de todo el país arriba a ese pequeño pueblo a 150 kilómetros de Córdoba capital. Muchos de ellos van de visita y luego eligen quedarse para siempre. Es que Nono enamora a quien busca alejarse del ruido continuo de la ciudad.
Es la tierra hippie por excelencia. Allí recaló Luca Prodan cuando vino desde Londres alejándose de su adicción a la heroína. Fue en Nono donde su banda, Sumo, dio los primeros pasos junto a él, y Germán Daffunchio, que aún vive allí. Era habitual ver a Luca tomar unos vasos de ginebra mirando las sierras cordobesas.
En verano todos están felices y ávidos para recibir al turista. Y hay
mucho para hacer. Uno puede caminar hasta Las Calles, un paraje aún
más pequeño y pasear por sus ríos con poca gente alrededor. Luego está
lo que todos ahí llaman «La Toma», un lugar de la vertiente donde hay
un bar con vista a la montaña. Pasar la tarde ahí es una de las cosas
más lindas de Nono. Pero no solo es naturaleza. Nono tiene una plaza
llena de artesanos y músicos que brindan al turista diversión y
espectáculo por la noche.
A solo 5 kilómetros, para los más jóvenes, está Mina Clavero, una
ciudad que en verano brilla y todos llaman «la ciudad costera». No por
su cercanía al mar, obviamente, sino por los bares y boliches que
abundan durante la noche. Es el lugar ideal para quien quiere salir y
aprovechar, además de la naturaleza, los lugares para tomar algo y
divertirse con la música hasta bien entrada la madrugada.
Para los que quieren más aventura, está «Rodeo de la mula», un lugar
cerca de Mina, en donde se disfrutan ollas naturales y las piedras
ofrecen un paisaje inigualable.
Un sitio que no puede pasarse por alto en la estadía en Nono es el
Museo Polifacético Rocsen, ubicado a 5 kilómetros de Nono. Allí está
la colección privada de Juan Santiago Bouchon. En la entrada hay una
fachada de estilo romano con 49 esculturas de hombres que representan
la evolución del pensamiento humanista y pacifista, desde el Afrikanus
hasta Martín Luther King. Se exhiben ahí más de 22 mil piezas únicas.
Lo positivo de Nono es además la posibilidad de quedarse una o dos
semanas con mucha o poca plata. Existen hosterías de lujo para los más
pudientes, pero además está la posibilidad de alquilar casas para
varios o campings para los que lleguen al verano con el bolsillo más
ajustado.
«hippies» era en los 60′ 70′ banana!…
Difiero completamente ante la faksa descripcion de Nono.No es el paraiso de los psuedohippies pues hippies eran los de los años 60 y 70 no los mochileros que por 2 meses al año se sienten «libres».
Los que elegimos este lugar para vivir es por su naturaleza,sus magnificos paisajes,sus rios… su tranquilidad de pueblo,lejos del mundanal ruido y enfermedades que aportan las grandes ciudades lo que dejan esos pseudihippies es mugre,drogas y una falsa imagen del lugar.Luego si deciden quedarse a vivir se encuentran con una realidad completamente diferente,los inviernos son crudos,y si no tienen plata o medios apropiados de vida dan pena ,no lo soportan y acaban por marcharse.No todo es tan idilico como pretenden verlo
Nono, excelente. Lo recomiendo. No vallan a La Toma. Es un hermoso lugar’ pero la atención un desastre. El dueño o el encargado, un canoso mal educado no entiende nada, se ve que esta mal, muy mal. Vengan a nono.