GASTRONOMÍA
Sabores de la cultura griega en Buenos Aires
La calle Monastiraki, la plaza Sintagma, las tabernas… un griego recrea en Buenos Aires los sabores y la cultura de su patria, para los turistas.
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Por Cynthia De Simone (*)
A los griegos les encanta reunirse. En bares, plazas o cafés, disfrutan de la vida social al aire libre. En Atenas, ciudad capital y centro político, cultural y económico del país, cualquier excusa es buena para juntarse a charlar, tomar un trago o degustar una rica comida. Mayormente, van a las tabernas y discuten temas de interés público en el patio o pequeño jardín sombreado.
Si bien hubo una época en la que allí solamente se bebía rechina (vino blanco y seco al que se le agregaba resina de pino para conservarlo), hoy también consumen cerveza, licor y café con deliciosas carnes guisadas.
Además de la clásica visita al Partenón y la plaza Sintagma, con sus calles comerciales y hoteles de lujo, junto con la plaza Omonia de gran riqueza histórica, y el Museo Arqueológico, los turistas que quieran ser testigos de una tertulia deberán visitar otras zonas.
Desde la más turística, ubicada en el antiguo barrio de Placa (con sus calles angostas bajo la Acrópolis), hasta la famosa Monastiraki –en la estación del metro de mismo nombre–, donde abundan los bares y tabernas y se destaca, además, el mercado de antigüedades de los domingos, junto con el área de Gazi, muy frecuentada por los más jóvenes. ¡Y el teatro Epidavros!… donde se estrenaron todas las obras clásicas.
“Lo que más extraño es llegar a casa y sentir ese olorcito a comida casera”, cuenta Jristos Eleftheriadis, un ateniense que desde hace cuatro años vive en Buenos Aires y habla perfecto español. Al comienzo trabajó como arquitecto, pero el recuerdo de su infancia en la ciudad de los dioses, donde veía a su madre, Eleni, en la cocina, elaborando el menú del día durante horas, lo inclinó hacia la gastronomía.
“El argentino come pescado fileteado, si le servís con espinas seguro que no vuelve más”, explica Jristos, quien hace dos años se asoció con la chef Carolina Franco para crear un concepto de cocina móvil llamado «Cocina Rodante Griega», donde una vez al mes presentan diferentes manjares de la comunidad en clubes barriales, restaurantes o eventos privados.
“A mí me interesa difundir la cultura de mi país, por eso nuestro servicio es integral. Ofrecemos sabores originales en más de cien platos distintos que van variando, combinamos la fusión de música tradicional griega y contemporánea.”
En paralelo a esta novedosa propuesta, los jóvenes recientemente inauguraron Kalós Aeras (“Buen Aire” en griego), un restó situado en una terraza de Chacarita que atiende viernes y sábado cada dos semanas, únicamente bajo reserva previa hasta completar un cupo máximo de quince personas. Algunos de sus platos son mousaka (carne picada de cordero, berenjena y aceite de oliva) suvlaki (brochette de carne) y tzatziki (salsa de yogur, ajo y pepino).
Ofrecen liebre, cabra, caracol de tierra, pulpo, langostino, camarones y ostras. Entre las bebidas, el oúzo (aguardiente anisado) y el raki (destilado de uva) son las más pedidas. Un pequeño muestrario de la mesa ateniense, servida por sus propios dueños, en Buenos Aires.
(*) Nota publicada en el Diario Perfil el sábado 29 de diciembre de 2012.
Podrían publicar los datos para reservas? gracias.
Pareciera que olvidaron mencionar la ubicación.
Hola.
Pueden escribir en [email protected] y les informamos de las proximas cenas griegas
gracias
jristos eleftehriadis