MONT SAINT-MICHEL / FRANCIA
Trece siglos entre el cielo y el mar
Dicen que el que llega a su cima llega a otro mundo: «Algunos vienen aquí como turistas y regresan a sus casas como peregrinos». Fotos.
"Algunos vienen aquí como turistas y regresan a sus casas como peregrinos". Foto: DPA [ Ver fotogalería ]
Redacción Perfil.com/Turismo
En la Edad Media, este peñón en el mar era uno de los lugares de peregrinación más importantes de Europa. En la actualidad, aunque está rodeado de agua apenas unos 50 días al año, tres millones de turistas viajan a contemplar el rocoso islote Mont-Saint-Michel, donde apenas hay espacio para una abadía y un minúsculo pueblo.
Cuenta la leyenda que fue el obispo Aubert, inspirado en las apariciones del arcángel Miguel, quien en el año 708 decidió construir un santuario en este promontorio rocoso, antes llamado Mont Tombe. Guerreros bretones incendiaron en 1204 ese templo original, que fue sustituido 24 años más tarde por el monasterio normando de las Maravillas, financiado por el rey Felipe Augusto.
En la época de la Revolución Francesa la abadía empezó a servir de prisión y lo siguió siendo durante más de cien años, hasta que distintos intelectuales, entre ellos el escritor Víctor Hugo, pidieron su clausura, concedida por decreto imperial en 1863. El tiempo consagró esta iglesia, proeza de la arquitectura monástica, como el monumento más visitado de Francia después de la Torre Eiffel y el Palacio de Versalles.
«Es un lugar único, que destaca por la belleza arquitectónica y natural que lo rodea, por su buen estado de conservación y por el reto humano que supuso construirlo«, dijo a un portavoz de la comunidad de monjes del santuario, el padre François Beaulaincourt.
El Mont-Saint-Michel fue el primer monumento de Francia que en 1979 entró en la lista del Patrimonio mundial de la UNESCO. Más tarde también fue Patrimonio natural. Pero la abadía que corona el islote y la naturaleza que lo rodea no son suficiente para describir su significado, opina Beaulaincourt. «El monte Saint-Michel tiene sobre todo un significado espiritual. Algunos vienen aquí como turistas y regresan a sus casas como peregrinos«.
Cuando Nicolas Sarkozy fue elegido candidato a la presidencia en 2007, escogió como lugar de su primera aparición el monte, al igual que había hecho su predecesor Jacques Chirac. Se trata de «un lugar simbólico, en el que confluyen una república laicista con una espiritualidad«.
Peregrinos y otros visitantes de todo el mundo se acercan cada año a observar la estatua de Saint-Michel que culmina el templo a 170 metros de altura. «Hay que recordar que el Mont Saint-Michel, más que un paradero turístico, es un lugar de peregrinaje«, destaca el monje que, más allá del atractivo turístico, reivindica su «dimensión simbólica» que «sobrepasa al hombre» aunque éste «no sepa expresarlo«.
De los numerosos visitantes que tienen la isla, sólo uno de cada cinco recorre a pie el empinado camino hasta la iglesia. Muchos se quedan en alguno de los numerosos restaurantes como el tradicional «Mère Poulard», conocido por sus espumosas tortillas. Los huevos se baten durante diez minutos en un gran recipiente, para cocinarse después con mantequilla y a fuego de leña.
Y el que llega a la abadía entra en otro mundo. La construcción románica inicial da paso a un coro gótico en el que todo parece apuntar al cielo. Los monjes y los curas que allí se reúnen a diario para rezar pertenecen a órdenes relativamente jóvenes de Jerusalén.
El significado de esta roca, que fue lugar de peregrinación ante la costa, se comprende mucho mejor si se llega a pie por la marisma. En la actualidad, la mayoría de visitantes llegan en coche por el dique y dejan el vehículo en un estacionamiento situado a los pies de la roca.