De México a Perú, doce joyas del universo precolombino
América Latina conserva innumerables riquezas arqueológicas que deslumbran como atractivos turísticos. Fotogalería.
Tulum, sobre el mar Caribe. Foto: PERFIL [ Ver fotogalería ]
Por Gustavo Emilio Rosales. Nota publicada en el Diario PERFIL el sábado 16 de marzo de 2013.
El top 12 de las zonas arqueológicas de América concentra cinco sitios
en México. Desde el centro, hacia el sur: Teotihuacán, al noreste de la Ciudad de México; Monte Albán, en la provincia de Oaxaca; Palenque, en Chiapas; Chichén Itzá, en Yucatán, y Tulum, en Quintana Roo. A continuación, ya en Guatemala, se encuentra el Parque Nacional de Tikal; el imperdible Copán está en Honduras; Xunantunich se halla en Belice; Joya de Cerén en El Salvador; Ingapirca en Ecuador; por supuesto, Machu Picchu en Perú, y la sorprendente Tiahuanaco en Bolivia.
Hay miles más, pero aquí se trata de ofrecer un panorama de los must para el turista interesado en coincidir con el presente criterio de elección: sitios imponentes que fueron, en su tiempo y circunstancia, ombligos culturales, núcleos de poder o recintos notables de lo sacro.
A 15 km dirección sureste del lago Titicaca se encuentra Tiahuanaco, que era centro de la estirpe preincaica llamada Tiwanacota, que se inició alrededor del 2000-1500 aC. Su antigüedad y la destacada elocuencia arqueológica de sus vestigios arquitectónicos la convierten en el germen de las civilizaciones en América. Son de admirar las magníficas edificaciones que han quedado en pie allí: portales, estelas, muros, pirámides, templos, palacios e ídolos construidos en viva piedra roja.
Y qué decir de Machu Picchu, que arranca –literalmente– el aliento del visitante que logra ascender 2.490 msnm para admirar los restos de esta obra maestra de la cultura incaica, originalmente destinada al recreo del soberano y a los sacramentos de primera fuerza. La combinación natural que lo rodea –donde dialogan, en concordia, nubes, aves, montañas y verdor– y la perfección arquitectónica de sus templos, morteros, plazas y habitaciones, unida al prodigioso sistema de terrazas agrícolas, hace que este destino ubicado en el sur de Perú (en la vertiente oriental de la Cordillera Central) merezca reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad.
Trasladémonos a la provincia del Cañar, ubicada hacia el sur de Ecuador, para enriquecer los sentidos en Ingapirca con la apreciación del Templo del Sol: un imponente observatorio erigido en la madurez de las ciencias incaicas (hacia el siglo XV), cuya forma de torreón elíptico domina lo que hoy día parece ser el ardiente recuerdo de una ciudad amurallada.
A continuación, acudamos a la legendaria Pompeya de América, como es conocida Joya de Cerén –situada en el departamento de La Libertad, en el centrooeste de El Salvador–, debido a que el buen estado de conservación de casas-habitación, talleres, adoratorios y temazcales (baños de vapor) dan cuenta fiel de cómo fue la vida cotidiana de un pueblo maya agricultor en el siglo VI. Con la visita a este ámbito urbano, destruido hace 14 siglos por la erupción del volcán Loma Caldera, habremos cruzado el umbral de acceso a la cultura maya.
La parte siguiente de la ruta habrá de ser una odisea progresiva hacia un universo de titanes: en Honduras, Copán –que en el siglo V fue una poderosa ciudad-Estado– nos entregará algunas de las más exuberantes estelas o monumentos de piedra tallada; en Guatemala, Tikal –capital de un Estado beligerante hacia el siglo III– nos deslumbrará con las representaciones arquitectónicas y artesanales de la cima cultural correspondiente a esta siempre llamativa y enigmática civilización.
Cuando al llegar a México vayamos a Tulum, podríamos pensar que el esplendor guerrero maya quedó atrás y que ahora estamos –en este sitio inverosímil, bañado por las aguas del Mar Caribe– en una especie de paraíso terrenal mesoamericano; pero esa impresión se borrará de inmediato cuando contemplemos, oquiabiertos, los enormes palacios y templos de Palenque y Chichén Itzá, en especial el Castillo, erigido en honor al dios serpiente Kukulkán. En Oaxaca, provincia de esplendores, Monte Albán, con su grandeza de extensión y logros arquitectónicos, nos dirá que la cultura zapoteca, fundadora del lugar, rivalizó con la maya en refinamiento cultural.
Pero no será sinohasta que caminemos por la aparentemente interminable Calzada de los Muertos deTeotihuacán –en lengua náhuatl, “ciudad donde los dioses fueron hechos»–, en vías de emprender el heroico ascenso a la majestuosa Pirámide del Sol, cumbre simbólica del poderío azteca, que comprendamos de manera cabal la grandeza de las civilizaciones precolombinas y el poder que aún encierran sus paredes.
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Qué debemos envidiar a Egipto y otros sitios del mundo?… tenemos una historia riquísima…sólo que falta investigarla plenamente y aprovecharla
escuelas y fundamentalmente , realizar comparaciones historicas de los avances cientificos, de las contrucciones realizadas etc. entre las diversas culturas. comparar las ciudades mayas con paris en esos momentos marca un hito cultural muy importante. las agencias deviajes, cuando finalice las tasas del 20% impuesta por la afip para viajar al exterior, deben organizar excursiones para difundir ,explicar y hacernos conocer estas culturas . gracias [email protected]
comienza con totalmente de acuerdo estimad elsa esta cultura debe difundirse fundamentalmente en…………….