Tandil, mucho más que quesos
Un recorrido gastronómico por restaurantes, almacenes y fábricas regionales de esta popular ciudad. Opciones para todos los gustos.
Para comer un asado criollo en un sitio del siglo pasado, una opción que resalta es La Pulpería, de fachada original con su interior reciclado. [ Ver fotogalería ]
Por Laura Gambale. Especial para Perfil.com
En la ciudad de Tandil, (provincia de Buenos Aires), la producción gastronómica es prolífera, y en los últimos 10 años se vio potenciada con propuestas locales de carácter gourmet y artesanales. A 331 km de la capital federal y a 169 km de Mar del Plata, la escapada a las sierras puede ser la respuesta que faltaba a la hora de planificar un viaje corto y en cualquier época del año.
El aroma a cebada recién molida se siente ni bien abre la puerta de su fábrica Armando March, creador de Quarryman, la única marca de cerveza artesanal de Tandil, ubicada en la calle San Gabriel 372, próxima al Parque Soñado de los Niños y al Lago del Fuerte. Este fabricante tandilense destaca entre sus cuatro variantes de cerveza, “el tipo Irish Red Ale”, de origen irlandés, elaborada con una combinación de maltas tostadas importadas de Bélgica.
“Tiene un profundo sabor a caramelo con un toque de vainilla, toffe y nuez –cuenta-. Y fue la ganadora de Medalla de Plata en la competencia internacional South Beer Cup, realizada el 25 de mayo pasado”, se despacha con orgullo. Hay tres variedades más: Gold Ale (cerveza rubia refrescante), Rauchbier (cerveza rojiza, de suave aroma dulzón y ahumado), y Porter (tipo londinense, elaborado con maltas chocolate, de tostado profundo, que recuerda al café y el cacao). Existe la opción de conocer la fábrica durante la cocción de la cerveza previo acuerdo con su dueño. Un dato más: el valor promedio de una botella es de 14 pesos.
Quesos de campo, quesos con orégano, con ajo, con mezclas de hierbas, de mayor tiempo de maduración, de todos los tamaños y colores. A Tandil, si hay algo que le desborda son los quesos. Pero como se menciona al comienzo de esta nota, Tandil ¡es mucho más que quesos! Mónica y Carlos supieron aprovechar la oferta desbordante de este noble lácteo y transformarla en una propuesta única en la zona: Fondeu en San Javier. Esta iniciativa surgió 7 años atrás a pocos metros de su propia casa, que se encuentra a 5 kilómetros del centro de Tandil, sobre la ruta 74, en el Km 218.
Sus dueños son tandilenses por elección y se dedican a la gastronomía sólo los fines de semana. Mónica es odontóloga nacida en Esquel pero radicada en Tandil hace más de 20 años. Trabaja de su profesión de lunes a viernes y los fines prepara con dedicación Fondeu de queso y carne. Carlos, por su parte, es veterinario, porteño, y también cuelga su título los fines de semana para dedicarse a atender las 5 mesas de su cálido lugar, construido íntegramente en madera, con un piano a disposición para que los visitantes “se sientan como en el living de su casa”, comenta.
Abren los viernes, sábados y domingos por la noche y con previa reserva (no trabajan con tarjeta de débito ni crédito, sólo efectivo, con un costo fijo de 100 pesos por persona sin bebida). “Ahora que nuestros hijos se fueron a estudiar a La Plata nos quedamos sin su ayuda para atender las mesas, pero ya nos acostumbramos y la cena resulta todavía más íntima”, cuenta Mónica mientras revuelve la mezcla de quesos que prefiere no develar, ya que se trata de “secreto de familia”. Para el postre, se le escapa una recomendación: “la torta de manzanas”.
Otro producto que atrae la atención de tandilenses y turistas es la marca local Filomena, dedicada a la producción artesanal de conservas desde hace 8 años. “Mi marido es amante de la cocina, y eso viene de familia, principalmente de su abuela Filomena, italiana y fanática de las conservas”, cuenta Virginia, que junto a Esteban, lleva adelante la fábrica mencionada. “Nuestros productos fueron pensados para llevar a un asado o consumir en casa cuando se tiene ganas de algo rico”, agrega. Los frascos de conserva se encuentra en todos los almacenes de la ciudad (Filomena no tiene venta al público) y pueden adquirirse por entre 25 y 35 pesos.
Terruño, ubicado en 14 de Julio 724, y Almacén Serrano, situado en la esquina de Avellaneda y General Rodríguez, son los locales a la calle recomendados de Virginia. “Si tuviera que elegir la conserva para comer un poco todos los días -dice su dueña-, me llevo el frasco de Chutney de Tomate”.
Ella es amante “de lo agridulce”, por eso opta por esta salsa agridulce clásica de la india, cocinada a fuego lento con vinagre y azúcar, con mezcla de tomate, cebolla y manzana. Por su parte, las tradicionales berenjenas y morrones al escabeche son de lo más solicitado junto a los champiñones saborizados. Para quienes prefieren sabores dulces, está la opción de quinotos o zapallos en almíbar.
Otra iniciativa que llama la atención a los tandilenses y viajeros es el Jardín Orgánico Mburucuya, ubicado en la calle Sandino 122, donde se puede comprar hierbas aromáticas, frutos y verduras de huerta de estación, como así también, inscribirse en los talleres de huerta que se realizan de manera intensiva durante todo un día y de carácter mensual.
Los más tradicionales. En la esquina de Constitución 302 habita la antigua casona que alguna vez fue el Hotel Tandil y actualmente en funcionamiento como «La Cuadra», el comedor tradicional que abre de martes a domingo en horario de almuerzo y cena. Todos los platos resultan nobles y abundantes. Desde las tablas de picadas hasta las carnes y pastas, el gusto que predomina es el de lo casero y recién preparado.
Para comer un asado criollo en un sitio del siglo pasado, una opción que resalta es «La Pulpería», de fachada original con su interior reciclado, recostado sobre la Av. Estrada 1395, camino al Cerro Centinela. Los mozos, al llegar a la mesa, suelen anticipar una entradita con empanadas de carne caseras (consejo que vale la pena seguir). Otros sitio imperdible para quienes buscan empanadas caseras para llevar es «El Boliche de Noli».
Cerca del mediodía, los sábados y domingos, los tandilenses comienzan a llegar en busca de su variedad preferida: hay de carne, humita, jamón y queso y lomo ahumado y mozzarella, y cada una vale 8 pesos. Este clásico bodegón se encuentra en la esquina de Don Bosco y Francia, y se reconoce por su fachada de antaño, con un cartel en el frente que indica que fue declarado Patrimonio Histórico de Tandil.
Rincones golosos. Los bombones y alfajores artesanales que se fabrican desde hace más de 20 años en Tandi-Leuquen, son ideales para llevar de recuerdo y de regalo. Otro local que vale visitar es el de los alfajores «1823», en el cruce de Sarmiento y Alem. Y si quieren conseguir todas las marcas (tandilenses y del resto del país) en un mismo local, pueden pasar por «El Mundo del Dulce de Leche» a buscar su elíxir de la felicidad.
Descansar también es importante. Para dormir en un ambiente confortable con atención personalizada y pileta climatizada a disposición, se recomienda parar en «Posada La Protegida». Se encuentra en la Av Don Bosco 2100, a 5 minutos del Lago del Fuerte, con buen acceso hacia el circuito del Cerro Centinela y salida directa hacia la ruta 74. Si se prefiere un Appart, «Posta Natural» es una excelente alternativa, construido sobre la Sierra, con excelente vista y todas las comodidades necesarias para vivir al mejor estilo bon vivant. Se encuentra en la calle Bulewski 2550 (entre Roncahué y Calihué), Zona «La Elena».
LA PULPERIA ES LA MEJOR CARNE,ACHURAS ,PASTAS EMPANADAS LOS MEJORES VINOS…ANDA A VISITARNOS ….TE VAN ATENDER COMO UN REY,!!!!!!! LOS ESPERAMOS..
Te hicimos caso Mónica y no vamos a volver más. Tardaron 3 horas en atendernos y, además, la calidad es mediocre. No lo recomiendo.
MUY BUEN ARTICULO, YA ESTOY PREPARANDO VALIJAS PARA IR A TANDIL!!!!!!!!!!!!!!
Tandil un lugar soñado…pero no vayan nunca a comer a la cantina PIZUELA..Y SI VAN NO PIDAN EL PLATO DEL DIA…..REALMENTE UN DESASTRE……MUY MALA LA EXPERIENCIA QUE TUVIMOS EN NUESTRA ESTADIA EN LOS PAGOS DE TANDIL