En tren (y sin apuros) por las montañas de Alemania
Un encantador tren a vapor recorre la región de Lusacia, las montañas de Bohemia y la ciudad de Zittau desde hace 120 años. Fotogalería.
Entre las principales atracciones de la región se encuentran acantilados de arenisca, románticas ruinas montañosas y un tren a vapor. Foto: dpa [ Ver fotogalería ]
¿Un sacerdote en traje de caballero? ¿Dónde hay algo así? En la ciudad alemana de Oybin, al pie de la montaña de piedra arenisca del mismo nombre, no hay que buscar mucho. Vestido como el caballero Johann, Johannes Johne guía a los turistas por su ciudad. De profesión es cura católico. «Me gusta salir de la parroquia para recorrer con visitantes el bonito mundo de las montañas. De mayo a octubre celebramos misa a cielo abierto en las cumbres«, afirma.
Son muy populares sus excursiones a pie, en las que cuenta todo tipo de historias. Una de las paradas tiene lugar en la ermita de montaña a los pies del monte Oybin. El templo barroco, conocido como la iglesita de las bodas, es el punto de inicio de un sendero que lleva hasta la cima del Oybin. En la cima, impresionan las ruinas del castillo, el convento y el cementerio. Éstas inspiraron los óleos románticos de los pintores de la escuela de Caspar David Friedrich.
En la cima, a 514 metros de altura, vale la pena recorrer el camino circular desde el que hay unas estupendas vistas a la región de Lusacia, las montañas de Bohemia y la ciudad de Zittau. A primera vista, el parque natural de las montañas de Zittau puede parecer un destino secundario, a la sombra de su gran vecino, la Suiza Sajona. Pero esta región montañosa en el extremo suroriental de Sajonia, en la frontera entre Alemania, República Checa y Polonia, impresiona a sus visitantes no sólo por sus densos bosques. Entre sus atracciones se encuentran también acantilados de arenisca, románticas ruinas montañosas y un tren a vapor de vía estrecha que recorre la región desde hace 120 años.
«A vapor por las montañas» es el eslogan de este ferrocarril. Parte desde los pies del monte Oybin y desde el año 1890 une Oybin, Jondorf y Zittau, con apenas 750 milimetros de ancho entre sus vías. El primer operador del tren fue la compañía de ferrocarriles Zittau-Oybin-Jonsdorfer-Eisenbahngesellschaft, ZOJE por sus siglas, que en alemán coinciden también con las de «Zug ohne jede Eile», «tren sin ninguna prisa», como le llaman los habitantes de la región.
Tanto entonces como ahora, los vagones verdes traquetean lentamente por las montañas. La estación de Bertsdorf, en la que se cruzan los trenes que vienen de tres direcciones, entusiasma a lo amantes del ferrocarril. Allí es como si el tiempo se hubiera parado hace 100 años. El tren reposta agua con ayuda de la grúa y el revisor explica la historia de las viejas locomotoras. Entonces, se escucha un pitido y el tren comienza poco a poco a recuperar el movimiento. Tras ocho kilómetros llega a Zittau.
La mejor forma de recorrer esta ciudad monumento histórico con sus bonitas casas es a través del llamado Camino de los Monumentos y la Cultura, que une 54 atracciones locales. El punto de partida es el ayuntamiento, construido en base a los planos de Karl Friedrich Schinkel y que recuerda a un palacio renacentista italiano. Vale la pena también hacer parada en la Iglesia de San Juan, que ofrece las mejores vistas desde su torre inclinada, y el imponente granero construido en 1511 y que hoy, como mercado cubierto, invita a pasear y hacer compras.
Muchos visitantes vienen a Zittau para admirar en la Iglesia de la Santa Cruz y el convento franciscano, hoy convertidos en museos, los famosos tapices de cuaresma que se colgaban en los altares de las iglesias y de los que sólo quedan pocos ejemplares en Europa. Los tapices de cuaresma de Zittau, con sus escenas bíblicas, son por ello verdaderas rarezas y se encuentran entre las atracciones principales de la ciudad.
El ferrocarril nos lleva también a Jonsdorf. Rodeado de bosque e impresionantes paisajes rocosos, se encuentra entre los lugares más bonitos de las montañas de Zittau. Muchas casas típicas de la región han sido remodeladas con amor. Desde Jonsdorf vale la pena también hacer una excursión a pie hasta la Lausche, la mayor cima del lugar con 763 metros de altura, o los cercanos Acantilados de las Monjas, que hacen también las delicias de los escaladores. La llamada Subida de las Monjas en su lado suroeste es para muchos todo un reto. Por Detlef Berg (dpa)
Hermosísima región. Tengo la fortuna de vivir cerca y aunque no hice el viaje en tren, he recorrido muchos de esos lugares y puedo asegurar que vale la pena.
Sugiero a los turistas argentinos que van por el vigésimo tour a Roma o a París, que se den una vuelta por las Montanias del Erzgebirge o el sur de la República Checa y no se van a arrepentir.
Además, la gastronomía de la región es estupenda y… las cervezas (!después les cuento!).