En plena crisis, los españoles buscan alternativas para ir de vacaciones

España recibió el año pasado 58 millones de visitantes, pero los viajes de los españoles al extranjero cayeron sustancialmente.

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José Lázaro, que agotó su subsidio por desempleo, veranea este año en un camping donde se aloja gratuitamente con su familia: pese a la crisis, los españoles se las arreglan para disfrutar de al menos unos días de vacaciones. Al igual que otros campings en toda España, el de El Escorial, al noroeste de Madrid, lanzó una iniciativa por la que cede durante unos días uno de sus bungalows a familias desempleadas con niños.

«Esto es fenomenal«, dice la mujer de José, Pilar Jiménez, durante una clase de ‘aqua gym’ en una de las piscinas al aire libre del recinto, entrevistada por la agencia de noticias Afp. Si no fuera por esta iniciativa, «iríamos al pueblo de nuestros padres o nos quedaríamos en casa«, confiesa, sosteniendo una lista de las actividades gratuitas del camping: pilates, danza y hockey u otros deportes para sus hijos, de 11 y 8 años.

Trabajador de la construcción de 44 años, José fue despedido hace dos años. Como para muchos en una España con una tasa dedesempleo del 26,26%, sus opciones vacacionales son limitadas. España recibió el año pasado 58 millones de visitantes, pero los viajes de los españoles al extranjero cayeron sustancialmente. Según el ministerio de Turismo, nueve de cada diez se quedan en el país para las vacaciones.

TRABAJAR EN VACACIONES

A varias horas por carretera al este de Madrid, los veraneantes toman el sol en la playa del turístico pueblo de Benicassim. Muy popular también entre los españoles, esta localidad ve su población dispararse a finales de julio cuando miles de extranjeros acuden a un festival de música. Este permite a jóvenes de la región como Juan Martorell, de 18 años, disfrutar de unas pequeñas vacaciones mientras trabaja: vacía las papeleras del festival a cambio de una entrada para los conciertos.

«Son unas vacaciones para mí«, asegura. «Trabajo para luego salir un poco de fiesta. Si no, la entrada es cara de verdad«, relata. Pero no es el único en el festival que prioriza el empleo al ocio. Javier, de 28 años, se hospeda en el apartamento de un amigo en Benicassim y trabaja en uno de los puestos de información del evento. «A lo mejor me voy una semana, vamos en coche y dormimos en la playa. Lo que no voy a hacer es coger un avión e irme lejos de vacaciones«, asegura.

Así, mientras los extranjeros llenan los destinos playeros y los restaurantes, los españoles se ajustan el cinturón. «No salimos tanto, tomamos un bocadillo o algo en casa«, dice Rocío Agost, de 17 años, sentada con un amigo a pocos metros de la orilla azul del Mediterráneo. «Hay que hacer un esfuerzo para encontrar cosas más baratas. Las vacaciones son sagradas para los españoles«.

VACACIONES EN LA CASA DE LOS PADRES

En un país donde muchos tienen una residencia secundaria y es tradición visitar en verano a los familiares en los pueblos, los españoles ahorran pasando menos tiempo en los hoteles. «Hemos notado que se han reducido las estancias. La gente sigue saliendo pero han reducido su forma de venir: vienen 3 o 4 días en vez de una o dos semanas«, explica Carlos Pérez, director de mercadotecnia en El Palasiet, un gran hotel con spa en Benicassim. «Nos hemos adaptado y hemos hecho tarifas especiales«.

Pese a impulsar la oferta de estancias gratuitas para desempleados, que benefició a 19 familias, los directores del camping El Escorial también reconocen que la recesión afectó al negocio. Tras sus tres días de acampada, José y su familia irán una semana al pueblo de sus padres, en la región rural de Extremadura, antes devolver a Madrid. «Aquí en España tenemos muchas oportunidades para salir de vacaciones«, dice José, disfrutando de una cerveza y unas papas fritas en la terraza de su bungalow. «Tomas tu mochila y tu bicicleta, hay muchos sitios donde ir y es muy económico. Y en el pueblo, hay una piscina y te dan de comer«.

 

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