VERANO 2014
Las mejores playas sudamericanas (más allá de Brasil)
Sudamérica tiene mucha costa para disfrutar: desde los versátiles balnearios uruguayos hasta las pintorescas islas colombianas Fotos.
Viña del Mar, donde cada año se celebra el famoso Festival Internacional de la Canción. Foto: Cedoc Perfil [ Ver fotogalería ]
Por Valeria Vizzón y Hernán Carbonel. Diario PERFIL
URUGUAY / Una costa y varios perfiles
Recorramos Uruguay. De este a oeste, o viceversa. Bastan dos departamentos: Rocha y Maldonado. Muchos de ellos antiguos pueblos de pescadores, hoy mezclan el lujo y lo agreste, y playas con estilo propio donde lo que se impone es la belleza. Rocha
Punta del Diablo no tiene nada de infernal. Es un paraíso para los jóvenes: artesanos, músicos callejeros, bares y movida nocturna. Para playas, la de los pescadores, las barcas ahí recién llegadas desde el mar; la Viuda, la favorita de los jóvenes; y la Grande, una bahía de arenas blancas.
A pocos kilómetros está el Fuerte de Santa Teresa, amplia y sólida construcción del siglo XVIII muy bien conservada, camping incluido. Aguas Dulces y Valizas son vecinas. Con sus lagunas y dunas blancas, Aguas Dulces es agreste: callecitas de arena, ranchitos de madera, una invitación a la tranquilidad y la lectura.
Valizas es la versión cool de Cabo Polonio. A los aires intelectuales de visitantes y lugareños se suman deportes como trekking, sandboard y caminatas por el bosque de ombúes o hasta el arroyo, visitas a la laguna de Castillos o el ascenso del cerro Buena Vista. El escaso alumbrado público permite noches de cielos estrellados bajo el repiquetear del candombe.
A Cabo Polonio se ingresa en jeeps, camiones o a caballo. Sin calles, luz eléctrica, teléfono ni agua potable, ganan los atardeceres, la luz de la luna, las velas y los faroles. Naturaleza pura. Una linda mezcla de chic, hippies, mochileros, artistas, pescadores y curiosos se confunde en sus anchas y cálidas playas, en busca de los pocos lugares que hay para alojarse. Vale ir al faro, desde donde se observan las tres islas con colonias de lobos marinos.
La Pedrera se ha impuesto por su crecimiento gastronómico, las tiendas de diseño y los festivales de jazz y cine. Pero, como en todo el país, las playas llaman: está la Playa del Barco, para surfers y movida juvenil; el Desplayado, familiar y de poco oleaje, y Punta Rubia y Tajamares, las más solitarias. Además, es un gran polo pesquero: abadejos, corvinas, lenguados, pejerreyes y tiburones.
La Paloma es uno de los más antiguos balnearios. Ubicado en el cabo Santa María, los mejores atardeceres se observan desde la Balconada. Su centro pequeño aúna comercios, casino, feria artesanal y salas de cine. En el casco viejo, cerca del faro o frente a isla La Tuna, están las construcciones más antiguas y tradicionales.
Maldonado. Aunque nació como pueblo de pescadores mixturado con familias aristocráticas, La Barra es hoy el lugar de las celebrities. Se comunica con Punta del Este a través del famoso puente ondulante.
Siempre a la moda y con servicios de alta calidad, la noche propone pubs y boliches bailables. El centro es de las figuras de la moda y el espectáculo. Su vecina, José Ignacio, tiene otros rasgos: más relajada, con playas apacibles, su faro, etéreos atardeceres y barquitos de pescadores. Su slogan lo dice todo: “Aquí sólo corre el viento”.
Solanas es una de las playas más tradicionales de Punta del Este. Perfecta para familias con niños: poca profundidad, aguas calmas, a resguardo del viento.
A la hora de andar: visitas al cerro Pan de Azúcar, el parque acuático y cabalgatas. En el agua, paseos en gomones, lanchas y motos de agua. Manantiales, menos urbano, posee gran gastronomía y alojamientos de primer nivel.
A las modestas construcciones originales se suman las mansiones para el jet-set internacional, que suele concentrarse en Playa Bikini. Se nutre de actividades deportivas durante el día, paradores con música al atardecer y desfiles de moda, restós sofisticados y fiestas vip por la noche. Playas: El Chorro, Montoya y Punta Piedras.
Las Grutas hace honor a su nombre: cavernas que el mar ha hecho en las entrañas de la tierra. Las hay, y muchas. De formas insospechadas, incluso hasta de seis metros de altura. La playa homónima está situada sobre el lado manso del mar.
Punta Ballena está más integrada al desarrollo urbano y turístico de Punta del Este. Al oeste, un pequeño puerto natural para deportes náuticos. Al este, rocas y playas de arena gruesa, de cara a Isla Gorriti. La dibujan bahías y acantilados. Cerca está la famosa Casapueblo, obra de Páez Vilaró: ciudad, escultura, museo, hotel y galería de arte, todo en una.
Al chic en Isla Margarita lo vas a tener que buscar con detector de metales.
mucho lobby uruguayo por aqui .. y el resto ?