ARACATACA / COLOMBIA
La magia literaria de Gabriel García Márquez cobra vida en “Macondo”
La olvidada ciudad natal del Premio Nobel hoy apunta a convertirse en un gran destino turístico. El «realismo mágico» se hace realidad.
La iglesia de San José de Aratacara, donde el escritor fue bautizado en 1927. Foto: Tim Buendia/FlickrCommons [ Ver fotogalería ]
En su obra cumbre «Cien años de soledad», el novelista colombiano Gabriel García Márquez describe escenas increíbles, que llevaron a inventar un nuevo concepto literario: el realismo mágico. En sus páginas, hay constantes referencias a la necesidad del agua en una región que registra altas temperaturas todo el año. Entre ellas, menciona una lluvia constante e insólita que no se detiene durante 40 días y 40 noches, sequías prolongadas y hasta relata cómo los pájaros mueren de golpe en pleno vuelo a causa del calor y caen desplomados, todas ellas alusiones a una zona donde el agua es un bien preciado.
Precisamente el agua fue el motivo del drama real del irreal “Macondo”, nombre de resonancias africanas que bautizaba una finca bananera de la United Fruit Company la empresa que masacró en 1928 durante una huelga a un millar de trabajadores, según los vecinos de Aracataca, en un trágico suceso que Gabo relata de forma magistral en «Cien años de soledad». Márquez la ilustra como una región colmada de playas desiertas, ruinas precolombinas, ciénagas, sierras nevadas y un mar cálido como sus gentes aunque, en la realidad, el agua corriente fue un bien ausente hasta ahora.
El ministro de Vivienda y Territorio de Colombia, Luis Felipe Henao, anunció en Aracataca, tierra natal de García Márquez, la construcción de un acueducto que distribuirá agua corriente a los habitantes de la zona, tras décadas en las que la corrupción y la falta de obra pública le negaron esa prioridad. “El acueducto ha formado parte de la literatura de García Márquez porque siempre ha sido una esperanza de esta región. Hasta hace poco llegaban cuatro horas de agua cruda semanales a Aracataca, es decir, agua no apta para el consumo humano”, reveló.
El objetivo es que con la llegada del agua a Aracataca -aunque a los colombianos les gusta llamarlo Macondo- se pueda recuperar el patrimonio histórico, tal y como ya se ha hecho con la casa de la familia del escritor, convertida en museo en Aracataca, pueblo natal del escritor. El siguiente paso será restaurar la iglesia de San José, donde fue bautizado el escritor, además de construir hoteles y restaurantes, todo con el objetivo de que el imaginario Macondo sea un sitio real apreciado por el sector turístico.
En 2013, el gobierno colombiano anunció inversiones por 2,7 millones de dólares para desarrollar y ampliar la turística “Ruta Macondo Realismo Mágico”, que tiene como eje el municipio de Aracataca junto a otros de esta zona bananera del caribe colombiano. Este tour parte desde las ciudades de Barranquilla o Santa Marta, con destino hacia Aracataca, en vehículos tradicionales de la región, como las «chivas», los autobuses decorados con vistosos colores y acondicionados de manera artesanal para que las personas puedan ir de pie e incluso bailando. El objetivo es convertir “Macondo” es un sitio deseado por el turismo internacional.
“Para llevar a cabo este propósito, los alcaldes deben comprometerse a buscar el desarrollo de sus municipios invirtiendo en servicios de acueducto y alcantarillado y mejorando las vías de acceso hacia las zonas rurales, con el fin de que estos municipios puedan convertirse en destinos turísticos”, dijo el jefe de la Oficina de Cultura y Turismo, Fidel Vargas Salcedo. Las localidades de Aracataca, Pueblo Viejo, Zona Bananera, Sitio Nuevo y Ciénaga se comprometieron a trabajar para sacar adelante este importante proyecto que permitirá a los turistas conocer más sobre la vida y trabajo del Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez.
Además, de la mano del Ministerio de Cultura, fueron restaurados sitios emblemáticos de Aracataca, como la Casa Museo Gabriel García Márquez, la Casa del Telegrafista y la Estación del Ferrocarril y se construirá el hotel temático Macondo Realismo Mágico (una aldea de una aldea de 20 cabañas de barro), en lo que supone una inversión estatal de 550.000 dólares. El gobierno también inició los trámites legales para declarar al pueblo natal de García Márquez como Patrimonio Cultural de la Nación, con lo que el municipio podrá acceder a más recursos y erigirse como polo de desarrollo del turismo.
¿Existe Macondo?
En realidad, Macondo no existe más que en la imaginación de García Márquez y en el corazón de los colombianos de la región. Especialmente los de Aracataca. Apareció por vez primera en su cuento «Un día después del sábado» (1954), con sus mariposas amarillas y lluvias interminables, pero no fue tan reconocido hasta que en 1967 apareció en: “Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaba por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos”, escribió García Márquez. “En pocos años, Macondo fue una aldea más ordenada y laboriosa que cualquiera de las conocidas hasta entonces por sus 300 habitantes. Era en verdad una aldea feliz, donde nadie era mayor de 30 años y donde nadie había muerto”.
10 IMPRESCINDIBLES: Tras los pasos de “Gabo”
El Corralito de Piedra. En el corazón histórico de Cartagena de Indias, la ciudad amurallada guarda auténticos tesoros de la arquitectura colonial que sirvieron de inspiración a García Márquez para sus últimas novelas, El amor en los tiempos de cólera (1985) y Del amor y otros demonios (1994).
Fondos cristalinos. En las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, hay hermosos arrecifes de coral, el mejor reggae, hoteles con encanto y un paraíso para la práctica del submarinismo. Un pedazo antillano a un paso de Cartagena de Indias.
Nieve en el Caribe. Sierra Nevada de Santa Marta es la montaña más alta del mundo (5.775) al borde del mar. Aquí habitan los indios koguis y arhuacos, los mejores guías para recorrer sus cimas y lagos cristalinos. Estamos en territorio sagrado y venerado por los nativos.
La Ciudad Perdida. Vale la pena sentirse Indiana Jones por un día y caminar en medio de la jungla hasta alcanzar el tesoro de las ruinas de esta ciudad precolombina de los Tayrona, mudo testimonio de una de las culturas indígenas más avanzadas.
La Ciénaga Grande. En la desembocadura del río Magdalena se puede navegar a bordo de una lancha estas lagunas y perderse por su laberinto de manglares, visitar las aldeas flotantes y charlar con los locales. Es el corazón de Macondo.
Riohacha. La puerta de entrada a la Guajira, la tierra donde el escritor colombiano encontró las raíces de sus abuelos maternos. Una ciudad polvorienta frecuentada por contrabandistas, indios guajiros, aventureros y comerciantes.
El Cabo de la Vela. El nombre se lo dio Alonso de Ojeda cuando lo descubrió en 1499. No existe un lugar similar en toda Colombia, una región desértica y sagrada para los indios guajiros a un paso de playas doradas y el mar Caribe.
Safari en el desierto. A unos 19 kilómetros de las salinas de Manaure se encuentra la aldea de Musichi. A sus lagunas acuden miles de flamencos rosados. A primera hora de la mañana y al atardecer es el mejor momento para fotografiarlos.
Dormir a cielo abierto. No se puede abandonar la Guajira sin descansar al menos una vez en estas típicas hamacas que tejen pacientemente las indias en las rancherías. Y escuchar junto al fuego sus leyendas y sueños que les conectan con sus antepasados.
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Aracatara sel en Japón… Cambial epiglafe foto…
Maravillosa nota.Admiro tanto al gran literato colombiano y mi sueño es visitar Colombia
Cien años de soledad es genial