ESPECIAL CRUCEROS / MAR BÁLTICO
Un toque de exotismo
Entre huellas vikingas, tradiciones polacas, ciudades medievales y vestigios del pasado zarista, un tour escandinavo, ruso y polaco sorprendente.
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Por Analía Melgar. Diario PERFIL
De mayo a septiembre es el período ideal para montarse en un crucero por el Mar Báltico, sin padecer demasiado frío. En el norte de Europa, este mar interior baña parte de Suecia, Finlandia, Rusia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Alemania y Dinamarca. Viajar por allí implica ponerse en contacto con la enorme y exótica tradición cultural de los pueblos eslavos. “Princess Cruises” tiene organizado uno de los más extensos viajes en crucero por la región. Se zarpa desde Southampton (Gran Bretaña).
Cada una de las paradas es a cual más apasionante. Primero, Oslo (Noruega): irresistible entrar al museo de barcos vikingos, donde se ve el barco de Gokstad, una inmensidad de 24 metros de eslora y 5 metros de manga, que los vikingos construyeron en el siglo IX. Sigue Gotemburgo (Suecia) y a continuación, Tallin (Estonia): desde la torre en la Plaza del Ayuntamiento, rematada por una figura conocida como el Vana Toomas, hay magníficas vistas a esta ciudad medieval, por donde a lo largo de la historia dejaron su influencia daneses, alemanes y rusos.
Enseguida, gran expectativa espera la llegada a San Petersburgo (Rusia): demasiado para ver… ¿qué elegir? Al menos, la Plaza del Palacio y el Palacio de Invierno, donde se halla el Museo Hermitage; una caminata por la avenida principal, Nevsky Prospect, y la admiración frente a la majestuosa Iglesia de Salvador sobre la Sangre Derramada. Todo lo que sigue es espectacular y muy variado entre sí. En Helsinki (Finlandia) están la Catedral Ortodoxa Upensi en puro ladrillo rojo y algunos modernos edificios con extrañas formas, como el Kiasma…
El universo escandinavo de este periplo se completa con otros titanes del turismo: Estocolmo (Suecia), Copenhague (Dinamarca) y Bruselas (Bélgica). La nave en la que se viaja es la más nueva de la flota de Princess, y por 15 días las tarifas arrancan en 1.830 euros. Si esto es muy abrumador, se puede reducir el tiempo a la mitad y concentrarse en Copenhagen –ya estar en el centro de la ciudad es un gozo: la Radhuspladsen, la plaza del Ayuntamiento de Copenhague, está adornada con figuras de la tradición escandinava–, Gdynia (Polonia), Helsinki y San Petersburgo. MSC tiene esta propuesta desde 700 dólares. Otra opción en el Báltico consiste en incluir a los fiordos noruegos –esas angostas entradas de mar resguardadas por valles o cañones–. En una semana, se puede arrancar en Copenhague, y pasar por Warnemünde, Bergen, Flam y Hellesylt/Geiranger –uno de los fiordos más pintorescos–.
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